«Fue una impresión especial, una emoción artística que la forma la
ciudad, su gente, su luz, su creatividad. Me encantó, y desde
entonces vivo a caballo entre París y Eivissa». Con estas palabras,
Hélène Picardi resumió a este periódico la impresión que le produjo
descubrir la isla hace tres años. La inquieta y versátil creadora
(escultora, pintora y agitadora cultural) lleva dos años trabajando
en un ambicioso proyecto que quiere presentar en la isla, aunque
por el momento aún no ha encontrado el lugar idóneo para
hacerlo.
Preguntada por cual sería el espacio ideal para hacerlo, pareció
tenerlo claro: «El sitio ideal sería la iglesia de l'Hospitalet,
desde luego. Pero aún no he podido tratar bien el tema con la
directora del Museu d'Art Contemporani; sólo le he dejado mi book
profesional, digamos; pero tengo que explicárselo bien, porque creo
que le podría interesar. Luego habrá que encontrar la oportunidad»,
precisó.
En cuanto a la naturaleza de dicho trabajo, Picardi se emociona
al explicarlo: «Quisiera que la exposición resumiera mis vivencias
en la isla. Llevo trabajando en ella desde hace dos años, con todo
tipo de materiales que encuentro en las playas y por otros lugares.
Soy una esponja que absorbe todo lo que ve, oye, siente, vive...
Además, las cosas que sobre Eivissa hago en París, porque a veces
necesito también la distancia para poder reflexionar mejor sobre
mis emociones». «Me gustaría también presentar aquí algo de los
trabajos que hago en París, para que se vea la evolución que sigo»,
añadió.
Una de las cuestiones que más le interesa del arte es «crear una
relación interactiva con los espectadores. Quiero que participe en
lo que hago, no que se cree fuera como un simple mirón. Por eso
suelo hacer cosas que la gente puede tocar, cambiar; algo que los
niños entienden y captar mucho más rápido que los adultos.». «En
las inauguraciones siempre preparo algún tipo de relación con el
visitante, porque para mí el arte es también comunicación; del
pensamiento, de las emociones, de las ideas a través de las
formas», enumeró.
Hèlène Picardi (París, 1959) es licenciada por la escuela
superior de Bellas Artes de París, y profesora en la Escuela de
Artes Plásticas de Vitry sur Seine. Ha presentado sus trabajos
principalmente en París y en su área metropolitana, aunque también
en Alemania y Bélgica. Ha realizado varias performance, alguna de
ellas con los niños como cómplices protagonistas, y tiene en su
haber varios reconocimientos por su trabajo: premio del Salón de
Jóvenes Artistas de la XIV Feria Internacional de Artes Plásticas
(FIAP) de París (1990); premio de la vanguardia en Rambouillet
(1992), y otro en la bienal de Champigny (1994). Uno de las
exposiciones de la que se siente más orgullosa es la inauguración
del Museo Meissen, en Alemania (2002), ubicado en una vieja
iglesia.
Una artista plural que también frecuenta la poesía: «Esperar el
eco nocturno del silencio y penetrar en el corredor flotando de
riquezas que nos huyen, de nuestras secretas memorias que el tiempo
despoja alrededor del olvido. Impaciente, dirijo las líneas, los
planos... puntos que desgarran el espacio...». Fragmento de un
poema sobre su propia creación.
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