Raoul Housmann, uno de los primeros artistas de vanguardia que vivieron en Eivissa: de marzo de 1933 a abril de 1936.

El pasado día 30 se presentó en el Centre de la Misericordia «Avantguarda artística i societat a Eivissa (1933 - 1985)» (Res Publica Edicions), de Rosa Rodríguez Branchat. La obra «se corresponde, de manera substancial, con la memoria de tercer ciclo» presentada a la UIB en 2001. «El trabajo histórico que se ha realizado se incluye en la tendencia de la historia cultural vinculada a la historia social», según señala la autora, licenciada en Historia del Arte. El término vanguardia referido a Eivissa, «se entiende en el sentido de conexión real con tendencias o corrientes artísticas del siglo XX». Quedan excluidas otras creaciones coetáneas que no conectan, en sus planteamientos formales y de contenidos, con lo que engloba tal concepto.

El hecho de que la obra comience en 1933 alude a la fecha del triunfo del nazismo, que provocó la llegada a Eivissa de una serie de artistas e intelectuales que con su presencia dieron lugar a un nuevo tiempo cultural en la isla. Y que se cierre en 1985 se justifica porque fue el año del cierre por unos años del Museu d'Art Contemporani y el final de una época .

Rodríguez Branchat explica en la introducción de su ensayo las hipótesis de las que ha partido: Constatar la importancia per se de muchos de los artistas presentes en la isla, «lo que tendría ya suficiente validez para plantear un trabajo de carácter biográfico y/o estético. Pero el enfoque del tema quiere incidir en el contexto social e histórico en el que tienen lugar las vidas y las creaciones de estos intelectuales, huyendo, precisamente, de una perspectiva exclusivamente artística». Sin embargo, el enfoque «ha intentado ser eminentemente histórico, lo que permite vincular buena parte del trabajo a dos fenómenos históricos del siglo XX de especial interés: el nazismo y el franquismo».

Así, además de los artistas alemanes que llegan a Eivissa huyendo del régimen nazi, queda reflejado el interés que suscita la isla entre un grupo de arquitectos catalanes, entre los que se encontraba Sert. Curiosamente, el periodo de mayor efervescencia artística en la isla tiene lugar en plena dictadura franquista. Por eso la obra se fija especialmente «en el grado de receptividad de las autoridades locales y estatales» a este fenómeno.