El concierto de la cuarta jornada de la Mostra de Jazz Injuve
quedará en los anales de la historia de este encuentro entre el
jazz español más joven y curtidos veteranos del mundo mundial como
la propuesta más extraña de toda su ya larga trayectoria. Y es que
la actuación de Medeski, Martin & Wood (MM&W) se pasó
varios pueblos de todo lo conocido por estos pagos. Así, el
respetable quedó atrapado en un conflicto difícil de resolver
acerca de cómo valorar un trabajo tan especial, extraño, original y
único.
Ante tal situación había dos posturas: o se digería de forma
superficial, y entonces era una tabarra más bien insufrible; o se
entraba en el juego con todos los sentidos, quedando entonces
fascinado y en puro trance ante el despliegue de sonidos y músicas
que iban ofreciendo al auditorio estos tres excepcionales músicos.
Porque lo son, y así lo reconoce la crítica especializada. Eso sí,
siempre que uno tenga la mente abierta y receptiva.
Resulta difícil explicar a los que no estuvieron el viernes en
el baluarte de Santa Llúcia cómo fue el concierto en cuestión. Se
pueden dar pistas. Por ejemplo, los seis teclados que usó Medeski:
desde un vetusto órgano Hammond B3 hasta un piano de cola pasando
por una gama variopinta, cada cual con su sonido diferenciado. Y
¡cómo toca este señor!, de la ternura acariciante a los manotazos
limpios. Era la columna vertebral de un grupo en el que también
brillaba con luz muy propia Chris Wood, batería y percusiones. ¡Qué
espectáculo ofreció el energético señor...! Y no sólo en el
larguísimo solo delirante que se marcó, sino en todo el concierto;
extrayendo sonidos de todo tipo de chismes, incluidos los de uso
doméstico. Y cumplidor, con nervio y altura, el bajista, Billy
Martín, menos espectacular que sus dos compañeros.
Temas larguísimos, con improvisaciones por un tubo, y fusión y
confusión de géneros, melodías y estilos, dejaron al personal
agotado mentalmente por un trance que no esperaba.
Al lado de MM&W, la actuación de Jordi Berni Trío quedó
eclipsada, claro. Y eso que cumplieron con muy buenas prendas. Los
tres. Elegante y seductor el pianista (Berni); genio y potencia el
bajista (González) y ritmo con garra el batería (Pi, quien con sólo
25 años ya ha tocado cinco veces en la Mostra). Más la colaboración
no prevista de una cantante amiga del grupo que se marcó una
deliciosa balada. Una noche rara, pero inolvidable.
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