Medeski desplegó una extraordinaria inventiva con los seis teclados que utilizó en el concierto, algunos tocados a manotazos.Fotos: MARCO TORRES
Esteve Pi, del Jordi Berni Trío, volvió un año más a Eivissa.

El concierto de la cuarta jornada de la Mostra de Jazz Injuve quedará en los anales de la historia de este encuentro entre el jazz español más joven y curtidos veteranos del mundo mundial como la propuesta más extraña de toda su ya larga trayectoria. Y es que la actuación de Medeski, Martin & Wood (MM&W) se pasó varios pueblos de todo lo conocido por estos pagos. Así, el respetable quedó atrapado en un conflicto difícil de resolver acerca de cómo valorar un trabajo tan especial, extraño, original y único.

Ante tal situación había dos posturas: o se digería de forma superficial, y entonces era una tabarra más bien insufrible; o se entraba en el juego con todos los sentidos, quedando entonces fascinado y en puro trance ante el despliegue de sonidos y músicas que iban ofreciendo al auditorio estos tres excepcionales músicos. Porque lo son, y así lo reconoce la crítica especializada. Eso sí, siempre que uno tenga la mente abierta y receptiva.

Resulta difícil explicar a los que no estuvieron el viernes en el baluarte de Santa Llúcia cómo fue el concierto en cuestión. Se pueden dar pistas. Por ejemplo, los seis teclados que usó Medeski: desde un vetusto órgano Hammond B3 hasta un piano de cola pasando por una gama variopinta, cada cual con su sonido diferenciado. Y ¡cómo toca este señor!, de la ternura acariciante a los manotazos limpios. Era la columna vertebral de un grupo en el que también brillaba con luz muy propia Chris Wood, batería y percusiones. ¡Qué espectáculo ofreció el energético señor...! Y no sólo en el larguísimo solo delirante que se marcó, sino en todo el concierto; extrayendo sonidos de todo tipo de chismes, incluidos los de uso doméstico. Y cumplidor, con nervio y altura, el bajista, Billy Martín, menos espectacular que sus dos compañeros.

Temas larguísimos, con improvisaciones por un tubo, y fusión y confusión de géneros, melodías y estilos, dejaron al personal agotado mentalmente por un trance que no esperaba.

Al lado de MM&W, la actuación de Jordi Berni Trío quedó eclipsada, claro. Y eso que cumplieron con muy buenas prendas. Los tres. Elegante y seductor el pianista (Berni); genio y potencia el bajista (González) y ritmo con garra el batería (Pi, quien con sólo 25 años ya ha tocado cinco veces en la Mostra). Más la colaboración no prevista de una cantante amiga del grupo que se marcó una deliciosa balada. Una noche rara, pero inolvidable.