El actor José Luis López Vázquez, que recibió ayer el Premio
Nacional de Teatro 2002, recordó a sus maestros y a algunos de sus
compañeros que «padecen necesidad extrema». La ministra de
Educación, Cultura y Deporte, Pilar del Castillo, entregó en el
Teatro María Guerrero este galardón así como el Premio Nacional de
Circo, concedido a título póstumo al domador, fallecido el año
pasado, José María González Cachero Junior, que recogió su
padre.
López Vázquez agradeció emocionado esta distinción y declaró
sentirse «conmovido, satisfecho, honrado y jubiloso». En un breve
discurso en el que no faltó la ironía, el premiado quiso recordar a
algunos de sus compañeros que padecen «flagrantes casos de
necesidad extrema» y dijo compartir este premio con sus amigos de
siempre, como el recientemente fallecido director José Tamayo y
Gustavo Pérez Puig. El actor recordó igualmente a sus mentores,
Modesto Higueras, José Caballero y Luis Escobar, que le impulsaron
en los inicios de su carrera, allá por los años 40. No olvidó
tampoco mencionar a los directores de cine con los que ha
trabajado, como Forqué, Lazaga, Borau, Berlanga y Maó. Finalizó con
una alusión a sus compañeros de profesión a los que confesó
recordar con «cariño y apego».
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