La suave voz de bajo del veterano intérprete del género «soul»
Barry White deleitó a los amantes de la música romántica de todo el
mundo por más de 30 años. White murió el viernes a los 58 años tras
una larga batalla con una enfermedad renal, pero su música sensual
continuará acompañando los momentos apasionados de la vida.
Sus números elaboradamente orquestados, como «Love Serenade» y
«You\'re the First, the Last, My Everything», vendieron millones de
discos y establecieron su reputación como el maestro del amor. Su
música fue tan importante como los candelabros en la cena y el tono
dulce de la voz para establecer el ambiente de los amantes. Barbudo
y pasado de peso, White no encajaba en la idea de un símbolo sexual
de la industria del espectáculo, pero sabía como llegar al público.
Sus canciones narraban «historias reales de amor y trataban el sexo
en un nivel emocional», dijo en sus memorias en 1999, «Love
Unlimited: Insights On Life and Love». Producto de los guetos de
los alrededores de Los Angeles, era un superviviente natural. Su
último álbum, apropiadamente titulado «Staying Power» (Poder
continuo), ganó dos premios Grammy en el 2000. White era un hombre
profundamente serio. Tenía un talento para los negocios y disfrutó
de un control artístico completo. Abrazó la causa de los derechos
civiles y dijo que conocer a Malcolm X fue el punto culminante de
su vida. No fue una persona religiosa. En 1999 dijo a Reuters en
una entrevista: «No me gustan las historias ni las cosas que no
puedo probar». También se destacaba por una honestidad brutal. Los
hombres, y sus tendencias avariciosas y destructivas, están en la
raíz de todos los males, dijo en una entrevista en 1994. «No sólo
hemos matado el espíritu de nuestras mujeres y nuestros hijos,
también matamos el espíritu de esta tierra. La tierra nunca volverá
a ser lo que era». Nacido en Galveston, Texas, White creció en el
suburbio de Watts, en Los Angeles, donde se vio expuesto a la
violencia diaria de las pandillas. Robó casas, automóviles, bebió y
peleó.
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