-¿Cómo se plantea las exposiciones?
-Como instalaciones, desarrollando una idea con un determinado número de piezas dentro de un espacio concreto y utilizando los materiales que considero idóneos para desarrollar esa idea como pueden ser el hierro, tubos de goma, o cualquier material industrial de uso cotidiano.

-Material reciclado...
-No me preocupa que sea reciclado o no, lo que me preocupa es hacer una pieza que refleje aquello que quiero expresar y si ello pasa por un material determinado, ya está, como si pasa por la pintura, el dibujo, la fotografía o el vídeo. Utilizo cualquier medio que sea válido para expresar una idea.

-El trabajo siempre se realiza en función de espacios concretos.

-Sí, siempre me ciño a las dimensiones del lugar donde voy a exponer; para ello cuento en primer lugar con un plano del espacio o recinto y a veces algunas exposiciones las hago con un par de piezas, nada más. Pretendo crear un espacio de reflexión, un espacio íntimo y si una sola obra es suficiente, no hay problema. Está claro que es un trabajo distinto al del pintor que pinta y luego cuelga sus obras en las paredes de una sala.

-¿Elabora sus piezas?
-De muchas de las piezas hago el diseño y luego encargo su realización a un herrero, a un carpintero o compro el material y la elaboro yo mismo, no tengo un estudio tradicional; mi sistema de trabajo es sencillo en el sentido de que voy con mis libretas y constantemente anoto ideas que después voy desarrollando en una u otra dirección.

-¿Se quedan muchas ideas en libretas y cajones?
-De esta instalación apenas el 30%, el 70% está aquí aunque el espacio disponible es un poco pequeño.

-¿No se trata de un arte elitista desde el momento que supone, para el espectador, poseer un bagaje intelectual?

-Es reducir un poco la idea, como decir, simplemente me gusta o no me gusta; sobre el elitismo creo que cualquier persona que hace cosas, esculturas, pintura o cualquier tipo de creación artística, en principio debe pensar en ella misma y en la autenticidad de lo que quiere reflejar, si hay gente que llega o no llega a la interpretación, no es problema del autor, él debe hacer lo que le interesa hacer y si conecta con la gente, fantástico, pero yo no creo mis obras con la intención de venderlas o de gustar al público, hago lo que me gusta e interesa a mí. Si quieres contentar al espectador corres el peligro de llegar a la mediocridad. De todas maneras creo que todos hemos de hacer siempre un esfuerzo para comprender las cosas.

-¿Arriesga en sus obras?
-No vivo del arte, vivo de otra cosa y por eso a la hora de crear no dependo de nadie, soy totalmente libre y puedo correr riesgos, aventuras creativas diría. Si me equivoco, mala suerte. Lo que llamábamos arte con mayúsculas ya no existe, desapareció tras la época del Renacimiento italiano.

-¿De qué artistas se siente deudor?
-Todos tenemos padre y madre. Empecé dibujando de forma muy académica y he hecho exposiciones en este sentido pero luego he ido evolucionando. Me siento deudor de los constructivistas rusos como Kandinsky, Klee o Rotchenko o del plasticismo holandés de Mondrian entre otros y de los minimalistas americanos o de los conceptualistas; en definitiva cojo cosas de un sitio u otro según lo que me interesa y soy como una esponja que va absorbiendo ideas o propuestas y posteriormente emerge una historia, mi historia concreta. Y no quiero olvidar a Velázquez que para mí es el primer pintor conceptual de la historia. Pero en mis obras también subyace la poesía, el cine, la publicidad, la arquitectura o el diseño porque desde el momento en que vives en una época determinada todo cuanto sucede te influye de una u otra manera.