El Museu Mallorca inauguró ayer la exposición «Els dibuixos de Francesc de Borja Moll», que da a conocer una de las facetas más desconocidas y a la vez más fascinantes del ilustre filólogo y lingüista, el centenario de cuyo nacimiento se celebra este año. La muestra, comisariada por Lídia Homs, reúne un total de 69 dibujos de diferentes etapas que Borja Moll realizó con distintos propósito.

Algunas de las obras son inéditas y no han sido nunca publicadas. Todas forman parte del fondo de Francesc de Borja Moll que se conserva en el Arxiu del Regne de Mallorca. «Nunca se le consideró un dibujante ni ilustrador profesional; sencillamente, era un aficionado al dibujo», señaló ayer Homs, quien añadió que la muestra pretende reivindicar esta faceta.

En la inauguración de la exposición estuvo presente Francisca Moll, una de las hijas de Francesc de Borja Moll, quien dijo sentirse «muy agradecida por el homenaje que se ha realizado a mi padre, pero también a nuestra lengua, que durante muchos años ha estado perseguida».

La exposición esta dividida en tres parte. La primera se dedica a los dibujos que Borja Moll realizó como aficionado, en los que se pueden ver obras de cuando era muy joven, fruto de su imaginación. Una segunda parte está formada por la obra realizada como dibujante, que estaba destinada a ilustrar las voces del famoso Diccionari que realizó en colaboración con Alcover. Son dibujos muy sencillos, descriptivos de herramientas o costumbres populares. En cuanto a la tercera parte muestra al Moll ilustrador de rondalles. Se trata de dibujos fruto de su imaginación, de gran expresividad.

La afición de Francesc de Borja Moll por la pintura ya era patente a los 8 años, cuando creo sus primeras pinturas; pero esa afición se convertirá en profesión. De hecho, la primera remuneración económica que obtuvo cuando estudiaba en el Seminario fue a cambio de unos dibujos, antes de trabajar con mosén Alcover.