Música y poesía, reflexiones de Jorge Oteiza sobre la existencia
y lo vasco y textos ajenos se escucharon ayer en San Sebastián al
borde del mar, donde se encuentra la «Construcción vacía» del
escultor vasco, como tributo a este hombre del arte y las palabras
fallecido el pasado miércoles.
El sol y el calor acompañaron este acto de homenaje suspendido
el sábado por la lluvia y que ayer comenzó a las doce y media con
una breve intervención del alcalde, Odón Elorza. El escultor Néstor
Basterretxea, amigo de Oteiza y promotor junto con él del grupo
«Gaur», fue el primero en dirigirse al público, junto a la
«Construcción vacía», a la que definió como «un arco de triunfo,
lava y música de acero, alto testigo vigilante de este precioso y
bello límite de Donostia frente al mar». Desde este extremo de la
bahía donostiarra, en el lado opuesto del lugar donde «El peine del
viento» de Eduardo Chillida se adentra en el mar, Basterretxea se
dirigió al «Jorge amigo», a quien dijo: «Ya ves, no se puede elegir
el día y la hora de la muerte, todo estaba escrito, tu que habías
decidido no morirte».
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