Todo el recinto de Dalt Vila esta protegido por la declaración de Patrimonio de la Humanidad.

El Ministerio de Cultura remitió hace unos días al Ayuntamiento de Eivissa dos denuncias presentadas ante la Unesco por supuesta infracciones de Patrimonio en Dalt Vila. Según la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Eivissa, Lurdes Costa, una de las denuncias se refería a la colocación en uno de los edificios del recinto declarado Patrimonio de la Humanidad de una «persiana con ballestas». En cuanto a la otra denuncia, efectuada por «una vecina francesa de sa Penya, era también sobre algo sin importancia».

Según Costa, la primera denuncia ya se había presentado en el Ayuntamiento hace unos meses, «y está en marcha la tramitación del expediente de infracción urbanística; lo que pasa es que el procedimiento es a veces más largo de lo deseable». En cuanto a la petición de la Unesco, la concejala de Cultura afirmó que «cuando tengamos listo el informe técnico, con las medidas que haya que tomar según la ley, lo remitiremos al Ministerio de Cultura para que lo haga llegar a la Unesco».

Por otra parte, y según ha podido saber este periódico, parece ser que la denuncia enviada a la Unesco por la asociación de vecinos de Dalt Vila incluía un informe sobre más infracciones que la referida por Lurdes Costa; infracciones relativas a algunas construcciones en los tejados de algunos edificios de Dalt Vila e instalaciones de aparatos de aire acondicionado, que vienen realizándose, en contra de la normativa de Patrimonio, desde hace más de diez años.

La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Eivissa lamentó ayer que se utilice la declaración de Eivissa Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco para intentar solucionar «cualquier cosa que le moleste a un vecino». «Me parece que es una lástima que se argumente el Patrimonio sólo en sentido negativo, y de momento es lo único que se está haciendo. La gente no se da cuenta de que esto perjudica más que beneficia». «Sólo oigo amenazas relativas a las infracciones urbanísticas en una Ciudad Patrimonio, que, por supuesto, no se pueden hacer; pero en ningún sitio».