La Conselleria de Cultura continúa desarrollando el proyecto de
restauración del patrimonio eclesiástico pitiuso, según el convenio
de colaboración acordado con el Obispado de la Diócesis de Eivissa.
Ahora le ha tocado el turno al retablo de Sant Gregori de la
Catedral de Eivissa, formado por seis tablas. La intervención se ha
realizado entre octubre de 2002 y enero de 2003 por Nieves Peinado
(restauradora y coordinadora del trabajo), Mónica Roselló y Eugenia
Marí.
Se trata de seis tablas pintadas sobre gruesos tablones de
madera de pino, tablas que no conservan la arquitectura para la que
estuvieron diseñadas. La documentación sobre «la obra es escasa,
pero a la espera de las conclusiones de los estudios de
laboratorio, y remiténdonos a las fuentes consultadas, podemos
decir que el retablo data de la primera mitad del siglo XVI, y que
se trata de un anónimo valenciano o genovés», ha explicado Peinado.
Dichas fuentes provienen del libro decanonge arxiver Joan Marí
Cardona «Santa Maria d'Eivissa» (Institut d'Estudis Eivissencs,
1985).
La restauración del retablo de Sant Gregori no concluye con esta
intervención, ya que se hará un seguimiento de la obra hasta que
haya alcanzado cierto equilibrio en su emplazamiento de- finitivo
en el renovado Museo Diocesano de la Catedral, que se estima abra
sus puertas este año. «Los problemas de conservación de este tipo
de materiales los ocasionan en mayor medida las variaciones en las
condiciones de humedad y temperatura que su permanencia en un
ambiente adverso pero estable. Al haber sido sometido a cambios
importantes debido a la remodelación del museo es indispensable una
observación pormenorizada hasta que el retablo se encuentre
estabilizado en su ubicación definitiva», apuntó Nieves
Peinado.
Para el equipo de restauradoras que ha devuelto al retablo de
Sant Gregori sus colores originales, «la forma en que se ha
organizado el trabajo ha constituido un éxito, pese a las tres
semanas de retraso con respecto a la fecha prevista. Restaurar seis
tablas, tres de ellas de gran formato, en tres meses, es tarea
difícil. Sobre todo cuando lo que interesa es la calidad de la
intervención, ya que estamos actuando sobre piezas únicas y muy
valiosas de nuestro patrimonio, conocedoras como somos de que
cualquier paso en falso puede tener repercusiones futuras en las
piezas. Por eso sería conveniente que en próximas intervenciones se
tuvieran en cuenta los factores que modifican el proyecto
original».
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