«En parte, esta exposición sirve para reflexionar sobre el camino
que no hemos de seguir». Con estas palabras, el presidente de la
sección pitiusa del Col·legi d'Arquitectes de Balears, Xavier
Planas, resumió ayer a este periódico el carácter de la muestra
«L'arquitectura del sol. Sunland architecture», que se inauguró
ayer en Can Llaneras. La exposición, patrocinada por el Govern
balear, estará abierta al público todo el presente mes de marzo.
Antes de llegar a Eivissa ha sido presentada en Palma, y de aquí
viajará a Menorca.
Montada sobre paneles, con fotografías, planos y explicaciones
de cada edificio, la muestra de Can Llaneras se centra en los
edificios de Balears, completándose con un apartado que es un
refundido de lo más significativo de las otras comunidades
incluidas en el proyecto: Cataluña, Valencia, Murcia, Andalucía y
Canarias. La muestra se corresponde con un libro-catálogo de
carácter enciclopédico con 500 páginas que, a través de 2.000
fotografías, refleja los 600 edificios más representativos por
tecnología, cultura e impacto social en el momento de la
construcción. De los trece edificios seleccionados de las Pitiüses
por Salvador Roig y su equipo, están incluidos el hotel Montesol
(el más antiguo, construido en tiempos de la II República), la
urbanización de Can Pep Simó, el hotel Cala Gració, el hotel Club
Es Pins, entre otros; o los formenterenses Casa de Vries, obra del
arquitecto Erwin Broner, y los apartamentos La Cashba.
El móvil del proyecto ha sido «buscar ejemplos del tipo de
arquitectura que se ha hecho en cada época, debido al cambio
económico y la masificación de gente que ha supuesto el turismo
para las zonas costeras elegidas», explicó Xavier Planas. «Lo que
muestran bien los ejemplos seleccionados de los años 60 y 70, en
los cuales la sociedad demandaba plazas, edificación y
construcción, es que había casos de buena arquitectura, a pesar de
que entonces lo que primaba era el rendimiento de una producción
económica».
Los edificios más antiguos son pequeños y adecuados al entorno;
pero más que por conciencia ecologista, «porque había menos
recursos. A medida que el turismo fue cuajando se hicieron
intervenciones más ambiciosas, de mayor volumen. Afortunadamente,
esos edificios fuera de la escala del paisaje son un modelo
superado. En este sentido, la exposición es una forma de ver el
camino que no hemos de seguir; debemos recuperar esa escala de los
edificios que se hicieron cuando comenzaba el fenómeno turístico»,
precisó Planas.
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