El artista madrileño (en la imagen señalando una de sus obras) es uno de los más destacados creadores del momento.

Con la asistencia de autoridades, artistas, aficionados y la de Carlos Mateo (gerente de la Obra Social de la CAM, patrocinadora de la muestra), se inauguró ayer en el Museu d'Art Contemporani d'Eivissa (MACE) la exposición «Alberto Corazón, 1992 - 2002». El pintor, escultor y diseñador madrileño asistió a la presentación de su primera exposición en Eivissa, isla que conoce y frecuenta desde sus años mozos.

La muestra ocupa las dos plantas del histórico edificio de Dalt Vila. «Me encanta el montaje, estoy fascinado por la relación nueva que tienen las obras en este espacio fundacional que conozco desde antes de ser museo», apuntó Corazón. «Hay que potenciar su uso y disfrute para todos, que la isla apueste por su crecimiento cultural», añadió.

La relación del artista con la isla también se ve reflejada en su trabajo, ya que parte de las obras expuestas «son bocetos desarrollados de visiones de la isla desde el mar». En ese sentido, afirmó que «la práctica de la plástica es importante para mejorar la relación que tenemos con lo que nos rodea y con nosotros mismos. Por eso intento llevar a la mínima expresión, casi con tratamiento de dibujo, los elementos del paisaje».

Para Alberto Corazón, «una de las reflexiones del arte en este principio del siglo XXI debe ser recuperar algo que las vanguardias perdieron: la relación con el espectador. Es lo que yo trato de hacer», precisó.

Interesado en este tipo de debate, Corazón reflexionó ayer en voz alta sobre el presente del arte. «Estamos en un momento muy interesante, ecléctico, en el que está conviviendo todo. Antes, si no estabas en un movimiento concreto te quedabas anticuado, pero ahora todo se superpone; tanto es así que creo que la clave está en que ya ni siquiera tenemos necesidad de la nostalgia de las vanguardias. Lo que me parece un cambio positivo».

Reconociéndose como un artista «a contrapié, algo que me ha pasado siempre -apuntó-; cuando todo el mundo parece fascinado por los nuevos soportes (vídeo, fotografía, lo digital), a mí me da por volver cada vez más al óleo, a los procedimientos más tradicionales», concluyó.