Rosario Conde, nacida en Gijón en 1914, ha fallecido poco más de
un año después de que lo hiciera Camilo José Cela, el hombre con el
que estuvo casada durante más de 43 años y al que dedicó toda su
vida, apoyándole en los momentos más difíciles y trabajando con él
hasta conseguir el Premio Nobel de literatura. El matrimonio tuvo
un hijo, Camilo José Cela Conde, catedrático de la UIB.
Rosario Conde, maestra de formación, conoció a Cela en un
guateque en Madrid, en 1940. Entonces ella trabajaba como
mecanógrafa en el Sindicato del Metal y él era un joven escritor
que trabajaba en «La familia de Pascual Duarte». «Yo estuve
viviendo con él 43 años, que son toda una vida. Estando conmigo
escribió más de 60 libros que yo pasé a máquina. Le ayudé mucho
pero no me siento esclava, sino que lo hice por gusto. Luego no me
valió de gran cosa, pero, bueno...», decía esta mujer. De hecho,
Cela le debe mucho como escritor. Entre otras cosas, que recuperara
de las llamas el manuscrito de la novela «La Colmena», que Cela
había lanzado al fuego afirmando que era una porquería.
Casada con el escritor en 1944, llegó por primera vez a Mallorca
en 1954, instalándose en el Port de Pollença, en Villa Clorinda.
Después se trasladaron a una casa de Son Armadams, en la entonces
llamada calle Bosque, para más adelante desplazarse hasta otra de
El Terreno. El matrimonio se estableció definitivamente en La
Bonanova, donde vivieron juntos hasta que se separaron en 1988,
cuando Camilo José Cela inició su relación con Marina Castaño.
Charo Conde dedicó sus más de 40 años pasados con Camilo José
Cela al escritor y a su obra. Corrigió sus textos, los pasó a
máquina, colaboró en «Papeles de Son Armadams», hablaba con los
editores, pedía un adelanto si era menester. En una entrevista
realizada por Juan Bonet en el diario «Baleares», Cela hablaba de
su matrimonio. «Mi matrimonio con Charo Conde viene durando
perfectamente bien desde el 44, y te diré la razón: fue un
matrimonio de conveniencias, como deben de ser todos los
matrimonios». Conde, en alguna declaración, también dijo que, en
realidad, nunca había estado enamorada de Cela. Muchos años antes
había confesado a un semanario que su verdadero amor había sido el
escritor José Manuel Caballero Bonald.
Tras la separación de su marido, Rosario Conde se apartó de la
vida social de Palma, refugiándose en su casa y entre sus amigos de
siempre. Pocas veces salió a la palestra, aunque cuando murió Cela,
el 17 de enero de 2002, no tuvo más remedio que enfrentarse a los
medios de comunicación y contar tímidamente cómo fue su relación
con el Nobel
Rosario Conde tampoco quiso dar mucha publicidad a los pleitos
que tuvo con el escritor, quien ofreció en un principio pagarle
800.000 pesetas al mes si ella afirmaba que llevaban dos años
separados antes del divorcio, para así poderse casar antes con
Marina Castaño. «Pero me lo entregó muy pocos meses y luego me lo
rebajó a 300.000», contaba esta mujer para quien el Nobel era una
persona «completamente distinta» tras su matrimonio con Marina
Castaño. «Lo convirtieron en una especie de muñeco sin
personalidad, que hacía lo que querían».
Amiga íntima de Conde, la pintora Cati Juan recordaba ayer
algunas de las anécdotas que vivió junto a una mujer que calificó
de «muy inteligente y con una enorme capacidad de trabajo». En
opinión de esta artista, la personalidad de Rosario Conde, «seria,
sobria y de pocas palabras la condenó a estar siempre a la sombra
de Camilo José Cela», aunque también reconoce que «Camilo, sin
Charo, no hubiera sido Camilo». Carme Feliu, por su parte, destacó
«la discreción de una gran señora, que nunca buscó la polémica
aunque tuvo oportunidades». El conseller de Cultura Damià Pons, por
su parte, dijo que «con su muerte desaparecen muchos recuerdos,
vivencias y anécdotas que son muy importantes para la literatura y
la vida cultura de Mallorca».
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