La Sala de Cultura de «Sa Nostra» acogerá a partir de las 20 horas
la inauguración de una exposición de pinturas de Carles Guasch. La
muestra del pintor ibicenco, que hacía cuatro años que no
presentaba una individual en la isla, ocupa las dos salas del
espacio de la calle Aragón con cuadros que llevan la impronta
conocida de su autor, pero evolucionando hacia otros conceptos
complementarios que se funden con su bien definida personalidad
estética. La exposición estará abierta al público hasta el próximo
21 de febrero.
Aunque no se haya visto aquí su obra, Guasch no ha parado de
crear en estos cuatro años. «He estado pintando siempre, y he hecho
muchas cosas fuera: en Nueva York, Salamanca, en la feria de
Santander, en la de Barcelona, en Art.Ibiza y en varias
colectivas», comentó ayer a este periódico. En cuanto a las
novedades que puedan encontrar los seguidores del artista, «éso lo
ve la gente más que uno mismo. Yo voy trabajando si buscar un
cambio, que si trabajas acaba viniendo solo. Igual que no somos el
mismo que éramos hace cuatro años, tampoco lo es lo que haces». «La
evolución es inevitable, sobre todo si trabajas mucho, porque
sigues un camino que vas recorriendo. Cuando no cambias es cuando
no trabajas», precisó.
Dentro de determinadas «formas y texturas», la selección de
obras guardan una unidad en la que cabe señalar ciertos rasgos
característicos; por ejemplo, una mayor presencia de collages. «Sí,
pero es un collage propio; yo pinto y hago composición de lo que
pinto; digamos que voy componiendo con si fueran notas musicales de
un pieza». También, signos y grafismos. «Porque necesito el
grafismo de la línea dentro de lo que es la mancha de color». Y una
cierta insinuación de la figuración. «Es que siempre he dicho que
la abstracción no existe; siempre te basas en una figuración, no
haríamos nada si no hubiésemos visto antes. Por lo tanto es una
abstracción basada en una figuración, porque cualquier mancha puede
recordar a algo figurativo».
Entre esos rasgos novedosos, dentro de su orden personal, lo que
no cambia tanto en la obra de Carles Guasch son los colores de su
paleta. «Sigo dentro de mi gusto, digamos. Los colores que siempre
me han llamado la atención son los cálidos junto con los fríos,
combinados y muy contrastados; el azul con el negro, el negro con
el rojo, algún amarillo... la fuerza con la suavidad»,
concluyó.
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