La restauradora María José Escandell con miembros del equipo que trabajan estos días en Can Blai. Foto: G. ROMANÍ

GUILLERMO ROMANÍ Las obras de rehabilitación del castellum romano de Can Blai, en Formentera, se han iniciado esta semana con los trabajos previos de limpieza y desbroce del terreno por parte de los técnicos pertenecientes a la empresa Posidonea SL, especializada en rehabilitación, recuperación y restauración de edificios antiguos. Se trata de una actuación presupuestada en 45.000 euros, de los que la Direcció General de Cultura del Govern de les Illes Balears aporta el 75% del coste total de los trabajos, mientras que la Conselleria de Cultura cubre el 25% restante.

La restauradora ibicenca María José Escandell, que ha trabajado en diversos estudios y recuperaciones arqueológicas en Formentera, ha explicado a Ultima Hora Ibiza y Formentera que se trata de «una intervención consistente en restituir las piedras que estén en muy malas condiciones; es decir, que tengan menos del 60% de su volumen; el resto se reintegrará mediante el tipo de mortero tradicional de cal y arena».

Para el equipo de trabajo está claro que «no utilizaremos ningún otro tipo de elemento o producto que no sea el mortero de cal y arena», ya que según ha explicado Escandell, «en 1989 se hizo una intervención y creemos "apuntó la restauradora-, que la forma en que se ejecutó acabó afectando al marès, porque de hecho se ha podido comprobar que se ha ido degradando la piedra en su interior, arenizándose y disgregándose, mientras que por fuera había quedado una capa más dura, por el efecto de los productos utilizados en esa poco afortunada intervención», precisó la restaurado refiriéndose a la utilización de poliuretano expandido en el interior de los bloques de marès.

Asimismo el equipo multidisciplinar de Posidonea SL, formado entre otros por restauradores, arqueólogos y dibujantes, ha podido detectar que en muchos puntos «los encofrados interiores permanecen pero ha desaparecido la piedra de fuera». Para los trabajos se calcula que emplearán dos meses, o tres como máximo, y ha sido preciso traer 150 piezas de marès desde Mallorca, así como cal desde Eivissa, ante la imposibilidad de conseguir dichos materiales en Formentera y, en el caso del marès tampoco en Eivissa. Al respecto Escandell ha señalado que se trata de «un tipo de marès lo más parecido posible al original, y con la composición más adecuada para que no se produzca una incompatibilidad de materiales entre los existentes y los que se van a incorporar».

Existe una propuesta en el proyecto de restauración para levantar un poco los muros, con el fin de poder ofrecer una visión más clara de lo que pudo haber sido este castellum, caso de haberse terminado; pero según los técnicos «eso está por decidir», y se limitarán a hacer «lo que se nos ha encomendado; no se trata de levantar nada sino de conservar lo que hay». En cuanto al castellum en sí mismo, los expertos opinan que «jamás se llegó a construir, ya que las excavaciones demostraron que no se levantaron más muros, y la ausencia de restos indican que no se habitó nunca». En este sentido, resaltan que «incluso hay un tramo del perímetro inexistente que hace pensar en que ni siquiera se llegó a completar el mismo».