Un momento del concierto de anoche en sa Punta d'es Molí . Foto: KIKE TABERNER

Del son de la vieja musica cubana, a la mezcla del sonido celta y los ritmos africanos de La hermana cruel, que ayer cerró en sa Punta des Molí de Sant Antoni la tercera edición del festival étnico Un món de músiques. El día anterior La hermana cruel también llevó su música a Sant Francesc en Formentera, acompañado por el grupo colombiano Palo q'sea, una original combinación folklórica en la que la música se combina con espectaculares puestas en escena que se fusiona a la perfección con el teatro y los títeres.

Los siete integrantes de La hermana cruel compartieron de nuevo anoche el escenario en Sant Antoni con la agrupación colombiana y con Candombe: lonjas de Ibiza, formación ibicenca que practica el candombe, que viene a ser una conversación entre tambores.

Dentro de su estilo, la música de La hermana cruel desprende conexiones a nivel percusor con la música del norte de Àfrica y a nivel melódico y armónico con la música atlántica más tradicional, mezcla que agradó y mucho, al público de Formentera y Sant Antoni. Por su parte, el sonido de la cumbia, el mapalé y el son corrido también gustó en el cierre de esta edición del festival de música étnica, que contó el viernes con la actuación en Eivissa de la Vieja Trova Santiaguera.