«Me interesa sobre todo encontrar el color, los matices que te dan las formas, los volúmenes». Con estas palabras explicó ayer a este periódico Beatriz Lacalle su principal preocupación formal a la hora de enfrentarse a un cuadro. Una muestra de sus creaciones podrán verse a partir de las 20'30 horas de mañana lunes en el restaurante Ca n'Alfredo de Eivissa, donde permanecerán colgadas hasta finales del próximo agosto.

Aunque el gusto por la pintura lo tiene desde hace unos 25 años, sólo hace nueve (desde que dejó su trabajo como abogado) que se dedica a ello de una manera profesional. «Para mí la pintura es una necesidad, una afición, una profesión y un don, dicho sea con toda la modestia; hay gente que está dotada para unas cosas y otra para otras», comentó.

«No había estudiado pintura, y hacía mucho retrato de encargo; pero me di cuenta que me faltaba técnica, por eso empecé a frecuentar el magnífico Estudio Solana, donde me he formado en estos nueves años», afirmó.

En su primera exposición en la isla muestra tres líneas creativas: figuras en situaciones cotidianas, bodegones con ecos de Cezanne, y una serie de «interpretaciones» de los distintos personajes de «Las Meninas», de Velázquez. «Para mí la pintura es placer; nada de sufrir por el arte», concluyó.