El Espacio Micus vivió ayer una intensa jornada, entre artística y
festiva, con una serie de actividades que comenzaron a las once de
la mañana con la inauguración de la exposición de pinturas de Joan
Hernández Pijuan.
El prestigioso pintor catalán, amigo de Eduard Micus desde que
se conocieron en la isla a principio de los 70, asistió
personalmente y en compañía de su esposa a la presentación de su
obra en la sala central del centro, diseñado por el propio artista
alemán con la intención de que en el futuro se convierta en la
Fundación Micus.
Según explicó Katia Micus, la hija del artista, «cada año y
coincidiendo con la celebración del cumpleaños de mi padre, que el
día 12 habría hecho 77 años, inauguraremos una exposición de un
artista importante que irá acompañada con una fiesta de cumpleaños,
como si él estuviera aún entre nosotros». Una presencia que sigue
latente y patente en el hermoso edificio, integrado en perfecta
armonía con el paisaje en el que se ubica.
Un artista que amaba Eivissa
Cuando Eduard Micus falleció, el 17 de noviembre de 2000 en su
domicilio de Jesús, su familia pudo comprobar el cariño que le
profesaban todos aquellos que le conocieron. Su carácter sencillo,
natural, ajeno a cualquier pedantería intelectual, le hacían que
tratara por igual a sus vecinos payeses, con los que se entendía
perfectamente, a pesar de sus limitaciones con el idioma
(castellano o catalán; era refractario para aprender idiomas), que
a artistas de prestigio, políticos, empresarios o aristócratas.
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