El historiador ibicenco Emilio García Riera recibió ayer en el
Palacio de Bellas Artes de México DF el Premio «Ariel» de oro, el
máximo galardón que concede la Academia de Cine Mexicana a toda una
trayectoria artística. Los méritos que la entidad reconoce en el
galardonado es «haber reconstruido una parte de la historia de
México: la del cine mexicano y su vasta huella dentro y fuera de
las fronteras mexicanas, en parte del continente americano y del
ancho mundo hispanohablante».
Emilio García Riera ha sido animador, fundador y director de las
revistas «Nuevo Cine», «Imágenes» y «Dicine». Es autor de dos
versiones de la «Historia documental del cine mexicano», una en 9
volúmenes y otra en 18; de «México visto por el cine extranjero»;
de ensayos, entre ellos monografías sobre los cineastas Max Ophüls,
Howard Hawks, Erich von Stroheim, Fernando de Fuentes o Julio
Bracho, entre otros. También ha escrito una autobiografía, «El cine
es mejor que la vida», y la novela «Polvo enamorado». Ha sido
jurado en numerosos festivales internacionales de cine y
actualmente dirige el Centro de Investigación y Estudios
Cinematográficos de la Universidad de Guadalajara (México).
Nacido en 1931 en Eivissa en el seno de una familia republicana,
Emilio García Riera era hijo del director de sa Graduada
(valenciano) y de una inspectora escolar (catalana). La Guerra
Civil obligó a la familia a exiliarse, primero a la República
Dominicana, hasta 1944, instalándose a partir de entonces en
México.
Los nueve tomos de su «Historia documental del cine mexicano»
fueron redactados en los ratos libres de nueve años cuyas horas
hábiles debían dedicarse a otros trabajos, relacionados la mayoría
de ellos con el cine. Su siguiente gran obra, «México visto por el
cine extranjero», documenta y analiza en seis volúmenes el reflejo
cinematográfico del «exotismo» mexicano en el mundo en general y de
Hollywood en particular. Para este trabajo contó con el apoyo de
una beca de la Fundación Guggenheim de Estados Unidos.
Gracias al reconocimiento que tuvieron ambas obras, que marcaron
un hito en la historiografía del séptimo arte del país
latinoamericano, la Universidad de Guadalajara invitó a Emilio
García Riera a dirigir en Jalisco un centro en el que pudo
reescribir, ahora con apoyos suficientes para la dimensión de la
empresa, la «Historia documental del cine mexicano», alentado por
Vicente Rojo, quien había diseñado y editado la primera versión. En
la actualidad, el historiador ibicenco trabaja en una extensa serie
de monografías sobre actores mexicanos.
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