AGENCIAS/R.C. Julio Medem presentó ayer en Madrid su esperada « Lucía y el sexo», su quinto trabajo cinematográfico, en el que este director de San Sebastián ha puesto toda su energía, ya que para él ha sido el más difícil, «el mayor reto» que se ha planteado hasta el momento. Paz Vega, Tristán Ulloa, Najwa Nimri, Elena Anaya, Javier Cámara y el argentino Daniel Freire le han acompañado en esta historia sobre los abismos de la creación, llena de huidas, redenciones y reencuentros. «Estoy muy satisfecho de la película, es optimista, tira para arriba», confesó Medem, quien también reconoció que el film ha sido, hasta el momento, su trabajo más complicado.

Y es que Medem quería, ante todo, huir de lo que había hecho en su anterior trabajo, «Los amantes del Círculo Polar», y, sobre todo, de su trágico final. «En las películas dejas mucho de ti mismo, quedan sólo jirones, te quedas vacío y te tienes que llenar con algo nuevo», dijo un realizador que tras terminar su cuarto trabajo cinematográfico se propuso contar la historia de Lucía, «una mujer que escapa de algo trágico, buscando la oportunidad de ser nueva y cambiar su destino sin conocer su pasado». Partiendo de este punto, Medem viajó a Formentera, isla donde se sitúa parte del filme, y escribió «Lucía, un rayo de sol» ; mientras que a su vuelta a Madrid comenzó a escribir el pasado de los personajes de la isla, y ahí fue cuando entró el sexo. «Lo que más me interesaba del sexo es esa idea de motor imparable de fantasías, de generador de supuestos, imágenes y fantasías», explico.

«Lucía y el sexo», un filme se rodó con cámara digital durante 12 semanas, entre Formentera y Madrid, con un presupuesto de 500 millones de pesetas. En la cinta, Lucía (Paz Vega) es una joven camarera que se refugia en Formentera al enterarse de la desaparición de su novio, un escritor llamado Lorenzo (Tristán Ulloa) con el que lleva viviendo seis años. Una vez en la isla, Lucía comienza a descubrir los rincones más turbios de su pasado en pareja. «Lorenzo es un buceador de corrientes turbias y Lucía es un personaje de luz. Son una pareja que tienen dentro un agujero, un gran secreto», indicó Medem sobre los protagonistas de un filme que habla de «los abismos de la creación» --unos abismos que él admite conocer «muy bien»-- y «que gira en torno a la idea de la sugestión». «Esta película tenía una dificultad añadida, que eran las escenas de sexo», señaló Medem, quien ha intentado introducirlas en la historia de la forma más natural posible. «Hasta que no me puse a rodar, no descubrí hasta dónde podía llegar. Me deje llevar por la intuición, y creo que el sexo corre en paralelo al tono de la película», puntualizó.

Paz Vega y Tristán Ulloa se mostraron de acuerdo a la hora de afirmar que el rodaje de Lucía y el sexo, que cuenta con la música de Alberto Iglesias, no ha sido fácil, pero no por las escenas de sexo, sino por la fuerza de la historia. «Ha sido un rodaje duro, pero muy bonito, porque nunca me había enfrentado a un personaje de esta envergadura, que me pedía un compromiso y una implicación muy fuerte», dijo Vega. «Interpretar escenas de sexo no es complicado para mí, porque lo considero un trabajo técnico. La gente va a ver una buena película, no a que le suba la libido.