Branford Marsalis es uno de los más reputados saxofonistas de la
escena jazzística actual. Afirma sin rubor que sin su hermano
Wynton hubiera acabado siendo un profesor de historia en EE UU, y
algo de aquella pasión se le nota cuando habla acerca de su carrera
como músico. Branford asegura que para ser un buen músico de jazz
«hay que abrazar la cultura que lo creó», una idea que no le
desapareció de la cabeza durante el encuentro con la prensa que
tuvo ayer horas antes de subir al escenario del parque Reina Sofia
para clausurar la Mostra de Jazz Injuve 2001.
El saxofonista reconoce no conocer conscientemente a ningún
músico español de jazz, a excepción de Tete Montoliu, aunque
explica que no le importa «la procedencia, sólo los músicos».
Asimismo recuerda el enfado de su hermano Wynton cuando decidió
abandonar su grupo para integrarse en la gira del cantante Sting:
«Se enfadó porque me consideraba insustituible y tuvo que cambiar
los arreglos para saxofón para otro solista. A mí me sucedió lo
mismo tras la desaparición de Kenny Kirkland -fallecido- y la
incorporación de Marcus Roberts a mi grupo», explica.
Pero no se arrepiente de la experiencia con el cantante
británico, ni de su proyecto con Buckshot Le Fonque, grupo que
regresará este año al estudio tras una ausencia de cinco años.
Asimismo, Branford vive al margen de la crítica: «Seguramente a
mucha gente no le gustó aquel cambio, pero no pierdo mi tiempo
pensando lo que la gente dice sobre lo que hago. El arte no puede
basarse en lo que piensa la gente, porque entonces se convierte
sólo en entretenimiento y no avanzaría como artista».
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