Antes que ninguna otra cosa, el batería barcelonés Marc Ayza -que
actuó junto a su cuarteto ayer en la Mostra de Jazz Injuve 2001-
quiere dejar clara una cosa: «Aunque jóvenes, nosotros también
somos ya músicos profesionales». Una idea que intenta centrar la
situación de los grupos que asisten al certamen pitiuso cada año.
«Intentamos vivir de la música, y no es fácil», añade siendo un
buen conocedor de la situación de los músicos de jazz en España
que, en muchos casos, para poder sobrevivir deben alternar las
actuaciones con tareas musicales docentes.
Tanto Ayza como José Reinoso, el pianista del conjunto,
coinciden al señalar que actualmente la escena jazzística joven en
España es «muy interesante» porque, a su entender, «hay muchos
músicos que están haciendo cosas buenísimas». La contrapartida la
marca la escasez de locales en los que actuar. «Hay superpoblación
de músicos y poco trabajo», añaden. Ayza calcula que a lo largo del
año puede realizar con su grupo una veintena de actuaciones, número
que aumenta si se consideran los conciertos que lleva a cabo con
otras formaciones, una práctica habitual entre los músicos de jazz.
Además, el batería realiza escapadas a Nueva York, una ciudad en la
que perfecciona su técnica. «Es una salida que he buscado porque la
propia ciudad ya te da sensaciones», explica.
Sus tres participaciones en la Mostra ibicenca le permiten,
además, tener la sensación de que el circuito «va un poco a peor».
«Da la impresión -continúa- que se va recortando el presupuesto y
también nos señalaron las fechas de la gira del Injuve muy tarde
con lo que hubo que rehacer nuestro calendario de 'bolos'.
El batería se unió a su actual cuarteto hace cerca de un año y
reconoce estar muy contento con la formación. «En este tiempo nos
hemos compenetrado mucho y creo que son los músicos perfectos para
la onda que buscaba», finaliza Ayza.
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