Cristian Pozo tiene 20 años, Hugo Serra 25. Los dos son madrileños y tienen una pasión común: el cine. Los dos se encuentran en Eivissa con motivo de la celebración del festival Elektrozine 2000, certamen en el que han sido seleccionados en la sección oficial a concurso sus respectivos cortometrajes: «Contigo camino pensando» y «Brogma #1».

Hugo Serra empezó a abrirse camino tras la cámara en 1998, año en el que realizó «La caja». No tuvo un mal comienzo, ya que para su cortometraje pudo contar con actores como Fernando Ramallo, Eloy Azorín, Irene Vicedo y Guillermo Montesinos. «Fue una suerte tener este reparto», recuerda. La cinta logró el primer premio en el festival de 'cortos' de Leganés de 1999. «Brogma #1», firmado por el Colectivo Brogma 99, es su segundo trabajo.

Por su parte, Cristian Pozo asegura que su afición por el cine empezó desde pequeño, montando películas de animación con muñecos con una cámara High 8. Su paso por una escuela cinematográfica tan sólo sirvió para reforzar su rechazo hacia estas instituciones. «Hay que aprender rodando», afirma. «Contigo camino pensando» es la primera obra que considera realmente suya tras los ejercicios realizados en la escuela o con amigos y con ella logró el primer premio en el festival «La fila» de Valladolid el pasado mes de marzo.

Pese a las descalificaciones que vierten hacia ciertos certámenes de cortometrajes, estos dos jóvenes realizadores reconocen que es la única salida para este género cinematográfico que aún no tiene el respaldo regular ni de la industria ni de las cadenas de televisión.

Las críticas en este aspecto son varias: desde los criterios de selección en algunos casos a experiencias vividas en propia carne respecto a la concesión de premios. «Hay algunos que está muy claro que están amañados». Pese a todo, su experiencia en Elektrozine está siendo positiva en todos los aspectos. «La organización del festival funciona muy bien y el trato con la gente que hemos venido es muy bueno», coinciden ambos.

«El mundo del cine es una jungla, un círculo cerrado de amigos», afirma categórico Cristian Pozo. Los dos realizadores asumen que para llevar a cabo un cortometraje hay que pedir muchos favores, ya que el dinero escasea, por no decir que no existen fondos. «Intentas echar mano de amigos y conocidos que tienen algún tipo de equipo que te hace falta, para así intentar abaratar lo más posible el coste», explica Hugo Serra. Las observaciones sobre el estado de salud actual de la producción de cortometrajes encuentran un punto de coincidencia: «No existen apenas buenos guiones, y son la base. Sin ellos no hay 'cortos'», señala Hugo Serra. «Guión y actor son dos de las palabras más prostituidas en este mundo actualmente», remarca su compañero.