La sección oficial del festival Elektrozine 2000 tomó ayer impulso
en Multicines Eivissa con la proyección de cinco cortometrajes a
concurso que han elevado el listón de calidad técnica respecto al
pasado año. Igualmente, a petición de los realizadores, volvió a
ofrecerse la película «La terraza», ya visionada en la sección
dedicada al Panorama balear y pudo verse en su formato de 35 mm la
producción brasileña «O Esôfago da Mesopôtamia».
De entre las cinco propuestas a concurso destacaron «Muertesita.
Una historia de amor», cortometraje hispano cubano dirigido por
Luis Vidal, y «Raven... nevermore», del realizador español
Tinieblas González.
En el caso del primero de ellos, destaca el trabajo de Vladimir
Cruz, actor que logró fama internacional por su papel en la
premiada «Fresa y chocolate», dando vida a un médico forense
obsesionado con la idea de que los corazones incluyen en sus líneas
los rasgos de las personas amadas. Hermosa historia de amor con
tintes necrófilos, «Muertesita» puede optar, tal vez, al premio a
la mejor interpretación para el actor cubano e incluso aspirar a
algo más en este festival, aunque quedan aún dos jornadas de
sección oficial.
Para Tinieblas González, ésta era su segunda aparición en
Elektrozine, festival al que presentó el pasado año «Por un infante
difunto». «Raven... nevermore» es una preciosista recreación en
tono gótico del poema de Edgar Allan Poe, cuya realización ya fue
anunciada por Canal + en la anterior edición del festival. La
lujosa producción del mismo la convierte en seria aspirante al
palmarés, aunque en su estilo se encuentren referentes muy
similares a los usados por Francis F. Coppola en «Dracula» en el
desarrollo o de Tim Burton en la confección de los títulos y la
ambientación del cementerio. Pese a ello, Tinieblas González parece
demostrar en «Raven... nevermore» sus capacidades como director
que, seguramente, pronto se verán reflejadas en un primer
largometraje.
Acompañaron a estos dos 'cortos' otros tres aspirantes a
llevarse el máximo galardón de Elektrozine 2000. «Hermanos
Tarakanov», de Ignacio Nacho, no pasa de ser una efectista y
provocativa cinta que descansa únicamente sobre estos dos pilares;
situación que no se repite con la norteamericana «Desire», dirigida
por Jorge Torregrossa, acertada historia sobre infidelidades,
mentiras y silencios durante una aparentemente inocente excursión
turística entre un estandarizado matrimonio y dos marineros de
permiso.
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