«Durante diez años nadie se ha acordado de mí, y de pronto, en este
último año no han parado los reconocimientos hacia mi cine, que
culmina con este Goya que me tiene un poco abrumado». Con estas
palabras, el director de cine Antonio Isasi Isasmedi resumió para
Ultima Hora Ibiza y Formentera el efecto emocional
y la grata sorpresa que sintió el pasado sábado en Barcelona al
recibir el Goya de Honor de la Academia de Cine de España por toda
su trayectoria profesional. «La emoción no me cabía en el cuerpo,
me desbordó; parecía que andaba en una nube muy densa que me
llegaba hasta el cuello».
Retirado en su refugio ibicenco desde que colgó los trastos
cinematográficos, el director de «El perro» no acaba de entender la
causa de la cadena de homenajes y reconocimientos que le han caído
encima, uno tras otro, a lo largo de todo un año. «Es que ha sido
muy curioso. Llevo 12 años sin rodar y viviendo una vida tranquila
aquí en la isla, y cuando menos lo esperaba ya empieza todo el
mundo a acordarse de mi: el festival de Málaga, el de Valencia, el
premio de los directores, el de la filmoteca de Madrid y, como
guinda, el Goya». La intensidad de la vivencia del sábado, le
impide a Isasi ser crítico con algunos aspectos de la ceremonia,
comentado por los medios de comunicación, tal fue la poca
profesionalidad de la presentadora del acto, Antonia San Juan.
«Como estaba obnubilado, no puedo hacer un juicio objetivo. Estando
allí dentro las cosas eran de otra manera de cómo se vio a través
de televisión. En mi caso, no tengo ninguna queja; al contrario,
todos me llevaron en volandas, empezando por la directora de la
Academia, Aitana Sánchez Gijón».
Rechaza Antonio Isasi la explicación de «justicia histórica» a
la hora del reconocimiento tardío de sus películas. «Hombre, no sé;
decirlo yo entrañaría un poco de vanidad, y no la quiero tener». Y
recordó cuando el pasado año en el Festival de Málaga y en su
universidad, donde dio alguna clase de cine para la ocasión, «se
quedaron todos sorprendidos de que en los años 50 yo hiciera ese
tipo de cine». «Fueron películas que se vieron muy poco porque no
tenían mucha difusión; los americanos cerraban todos los circuitos
para poner sus cosas aquí y a nosotros no nos dejaban salir
afuera», añadió. Un tipo de cine «con cierta inquietud, que tenía
un valor técnico, de conocimiento del oficio y con cierto
relieve».
Películas muy alejadas (como recordó durante la gala de los
Goya) de las españoladas típicas y tópicas de la época. «Era una
cosa muy hiriente entonces, cuando te preguntaban si estabas
haciendo otra españolada. Eso hacia mucho daño». Por tal motivo,
Isasi quiso dedicar su premio a la generación de directores que
tuvieron que hacer frente a tantos problemas para defender su
vocación. «Visto desde ahora creo que fue una generación que hizo
un cine bastante digno para las condiciones en las que
trabajábamos. Es que no había nada, ni vídeo para estudiar la
película, ni escuela de cine, hasta la película era inflamable y
podía provocar un accidente».
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