La joven ha practicado nordic walking y, desde hace unos meses, entrena atletismo adaptado en Príncipes de España; en la última edición participó en la Milla Verde, la prueba solidaria a beneficio de Aspace. Pero esta vez, los 1,7 kilómetros de recorrido eran insuficientes para Lucía: «Con toda la actividad que hago ahora, la distancia se queda corta. Tengo mucho fondo y sé que puedo dar mucho más, quiero superarme. El ambiente de la carrera, con tanta gente que te ayuda, que se esfuerza por hacer el deporte inclusivo, también es un impulso. La gente que piensa en nosotros, que nos abren nuevos caminos, nos cambian la vida», explica la joven, que participará en la prueba con una silla de ruedas convencional y contará con el apoyo de alguien que en su peor momento recurrió también al deporte, el atleta y músico porrerenc Bernat Xamena.
Bernat es músico profesional, trompetista de la Banda Municipal de Palma, y el deporte también fue su refugio. «Tengo distonía focal de embocadura, un trastorno psicoemocional que afecta a muchos músicos, aunque todavía es tabú. Hay quien lo oculta y la mayoría no se da cuenta, pero cualquiera puede haberlo vivido. Es un desorden cerebral, a cada persona le afecta de una manera; creas un sistema operativo paralelo al sistema habitual y, cuando vas a tocar el instrumento, en mi caso tenía espasmos, movimientos involuntarios...», afirma Xamena, que con solo 21 años, sintió el primer síntoma, y en dos años prácticamente no podía tocar. A Bernat le costó siete años recuperarse y, una década después, tuvo una recaída: «De joven tenía obesidad y el deporte ya me ayudó a adelgazar y crear buenos hábitos. En el primer período de distonía era la única forma de dormirme, por puro agotamiento, porque el cerebro no puedes pararlo. Y en la recaída, el deporte me salvó. Creía que me volvía loco, pero me puso los pies en la tierra, y toda la fuerza y constancia que tenía como músico profesional me la llevé al deporte. Además, me di cuenta de que somos capaces de cosas que nunca hubiese imaginado», afirma Bernat, que esta encantado de ayudar a Lucía.
«Siempre realizo retos solidarios, siempre que puedo ayudar lo hago con mucho gusto: no me costó ni un segundo decir que sí a la propuesta. De hecho soy liebre en las medias y las maratones de Palma, y ahora me gustaría acompañar a personas ciegas en carreras. Solo con que estas personas puedan pasar un rato de diversión, de hacer algo que no pueden normalmente, ya me va bien», explica Bernat, que el próximo 24 de junio hará un nuevo reto, a beneficio de ELA Balears: un doble everesting al monasterio de Monti-Sion, en el que acumulará una altura de 17.700 metros positivos, unas 36 horas en bicicleta.
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