«El catalán se utiliza más como lengua de consumo que de creación», ha señalado Castell, porque los usuarios suelen ver contenidos en esta lengua, pero no crean productos digitales en este idioma. Aun así, ambas autoras han destacado el gran número de pódcast que proliferan en catalán. El inglés tiene mucha influencia en los entornos digitales, pero convive con el uso del catalán y el castellano. Por ello, Vanrell ha comentado la necesidad de, por ejemplo, ofrecer la opción de subtitulación de vídeos en catalán entre los contenidos solamente disponibles en inglés.
El 42 % de los encuestados tienen como primera lengua el catalán y el 28 por ciento el castellano, mientras que el 11 % se consideran bilingües y el 20 % restante decían tener otra lengua materna. Las autoras señalan que los jóvenes catalanohablantes entrevistados cambian más al castellano cuando surge la necesidad, y la tendencia va en aumento. Sin embargo, los que tienen el castellano como primera lengua, son los que buscan más estrategias para hablar en este idioma. En la Part Forana de Mallorca y en Menorca, con mayor presencia del catalán, se dan «más oportunidades» para el mantenimiento de la lengua.
«Gran parte de la solución la tenemos los catalanohablantes, también los que han aprendido esta lengua recientemente», según Vanrell, porque todo pasa por «interiorizar que no pasa nada por tener conversaciones bilingües mientras la otra persona nos entienda; cambiemos sólo si nos lo piden». En este sentido, también ha destacado que el elemento etnolingüístico todavía tiene una presencia considerable entre los jóvenes encuestados. «El catalán se entiende como una cosa exclusiva entre los nacidos aquí y no como una lengua de los que residen», según la autora.
El informe señala que, en todo caso, se dan entornos propicios para el uso del catalán, como el empleo público, el acceso a Secundaria y la universidad. En estos ámbitos, las expertas se han referido a la existencia de los requisitos lingüísticos que, aunque ayudan a la extensión del uso en los ámbitos formales, necesitan del fomento del uso también en los ámbitos informales, por ejemplo, entre compañeros o usuarios. Las autoras pertenecen al Grup de Recerca Sociolingüística de les Illes Balears (GRESIB) y el estudio ha sido encargado por la Direcció General de Política Lingüística.
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