En los últimos meses la Policía Nacional y la Guardia Civil han detectado que medio centenar de inversores en ‘bitcoins' de Mallorca han perdido un millón y medio de euros al ser estafados por mafias de criptomonedas. Sólo uno de los afectados en la Isla ha visto cómo le desaparecían 300.000 euros de golpe de su cuenta digital.
Ante este panorama, las autoridades alertan de la gran cantidad de estafas que circulan por internet. La más habitual es la que se publicita en las redes sociales, insertada como un anuncio y que promete una rentabilidad altísima. «Normalmente, en ese caso el inversor mete 250 euros, que es la cantidad mínima inicial que solicitan estas páginas de supuestas plataformas de criptomonedas.
Después, al poco tiempo, esa cantidad se ha convertido en 2.000 euros», explica un experto ciberdelincuencia de la Policía Nacional. En algunos casos, si el cliente quiere sacar el dinero, le permiten que lo haga, pero casi siempre regresa porque ha comprobado que la rentabilidad es brutal. Es entonces cuando cae irremediablemente en la estafa. Sigue ingresando cantidades más potentes, como 10.000 euros, con la esperanza de multiplicar por cuatro o por cinco la inversión en unos meses. Y los estafadores, para crear el ambiente perfecto para el gran fraude, le van informando que su saldo está creciendo desbocado.
En ese punto, muchos de los interesados vuelven a sacar parte de sus ahorros para comprar ‘bitcoins'. En la mayoría de los casos denunciados, las cantidades oscilan entre los 20.000 y los 70.000 euros. «Algunas personas llegan a meter en esas cuentas todos los ahorros de su vida», relata una fuente de la Guardia Civil, que añade: «Hay dos tipos de afectados. Unos saben que están invirtiendo en criptomonedas y otras víctimas, en cambio, entregan grandes cantidades a unos fondos de inversión sin saber que estos funcionan con ‘bitcoins'».
El calvario de estos afectados de los últimos meses en Mallorca empieza cuando piensan que han ganado enormes cantidades y quieren sacar todo el importe. «Primero les dicen que para llevar a cabo ese movimiento tienen que pagar unas comisiones internacionales, de las que antes no les habían hablado, y que si no lo hacen es imposible que puedan tener acceso a sus beneficios», cuentan los expertos policiales. Es la última estafa que cometen los ciberdelincuentes. El cliente, ya muy nervioso y ansioso de sacar el dinero, accede a este último pago y acto seguido la cuenta desaparece y los interlocutores con los que chateaba dejan de estar disponibles. «De repente, se hace la oscuridad total», escenifica un mando benemérito.
Los Grupos de Delincuencia Económica y Delitos Tecnológicos de la Jefatura y la Comandancia palmesanas están desbordados por este tipo de denuncias. Desde final del verano, el CNP ha atendido a una veintena de afectados y la Benemérita a una cifra un tanto superior. Entre unos y otros, el medio centenar de inversores mallorquines ha perdido de un plumazo 1,5 millones de euros. Para intentar recuperarlo, los investigadores solicitan una comisión rogatoria porque las empresas y los piratas de internet se encuentran normalmente en Reino Unido, Alemania o países del Este. Se trata de un procedimiento largo y complejo, y que muchas veces acaba de forma dramática para el estafado, que no puede recuperar su dinero. La inversión pasa rápidamente de una cuenta fraudulenta a otra, hasta perderse en un entramado que no deja rastro.
En cuanto los ladrones sacan el dinero, la cuenta es cancelada y es muy improbable que los autores sean identificados. Entre los afectados de estos últimos meses las cantidades que han perdido difieren de forma considerable: algunos compraron moneda digital por un importe de 2.000 euros, otros por 20.000 y bastantes llegaron a los 70.000 euros. También hay casos de 200.000 euros y el citado de 300.000. De golpe, el inversor asiste a un desagradable fenómeno: su dinero se ha esfumado.
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