Imagen de archivo de dos trabajadores de la construcción. | Gemma Andreu

Las empresas de Balears buscan albañiles, instaladores y carpinteros y no encuentran personal suficiente para cubrir la demanda. Esta problemática también se produce a nivel nacional, motivo por el que el el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y el de Transportes está trabajando para incluirlas en el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura.

La gerente de la Asociación de Constructores de Baleares, Sandra Verger, manifestó que «más de la mitad de las empresas de la construcción en las Islas, un 58 %, se ha visto obligada a renunciar a alguna obra por no tener suficientes trabajadores cualificados, según una encuesta realizada este año en el Archipiélago, encargada por la Confederación Nacional de la Construcción». Los oficios en los que es más difícil encontrar empleados son los de albañil, encargados de obra, encofrador y montador de prefabricados estructurales.

Verger hizo especial hincapié en que «la escasez de mano de obra cualificada coincide ahora con la llegada de los Fondos Europeos Next Generation, donde 7 de cada 10 euros van a ser canalizados por el sector de la construcción durante estos años. Uno de los principales objetivos será la rehabilitación energética del parque de viviendas».

Recuperación económica

En su opinión, esto «representa una oportunidad única para la recuperación económica, después de la pandemia», pero avisó de que «puede fracasar si el sector no es capaz de hacer frente a la falta de mano de obra cualificada».

Ante esta situación, el sector de la construcción se plantea contratar a trabajadores en otros países. Sin embargo, la gerente reconoció que «hay una serie de dificultades. Así, para trabajar en las obras es obligatorio tener un curso de Prevención de Riesgos Laborales, como mínimo de 20 horas, y es preciso conocer el castellano. Además, al ser un sector que implica un trabajo de riesgo es necesario entender perfectamente las ordenes que se dan en la obra». También ha que tener en cuenta que, «una vez aquí hay que poder certificar que tienen una formación adecuada».

No menos preocupante es la situación por la que atraviesan las empresas de instaladores. La gerente de la Asociación de Instaladores Empresarios de Baleares (Asinem), Mayra Argüelles, aseguró que tienen «muchísimos problemas para cubrir las vacantes». Esto sucede desde el año 2021, pero se ha agravado en 2022.

En estos momentos necesitan unos 1.000 empleados para dar respuesta a la demanda existente del mercado laboral afectando a instalaciones eléctricas, climatizaciones, operarios de telecomunicaciones, profesionales mixtos (electricista y fontanero), instaladores de fotovoltaica, de puntos de recarga y personal contra incendios. Además, avanzó que a esta demanda de personal se sumarán las necesidades futuras de nuevas profesiones que ya se detectan con motivo de la transición energética de Balears, como pueden ser los gestores energéticos y de comunidades.

Argüelles añadió su objetivo de «seguir luchando en pro de uno de los objetivos de la asociación, que es en atraer a las mujeres hacia el sector de los instaladores, ya que es un sector de grandes posibilidades de futuro para ambos sexos».

El panorama también es muy complejo en el sector de la carpintería. El presidente de la Federació de Fusta de Balears, Pedro J. Payeras, expuso que «la falta de carpinteros es un mal que arrastramos desde hace 20 años, pero que se ha visto agravado en la última década por la falta de técnicos que puedan utilizar maquinaria de control numérico ‘CNC', que se maneja a través de ordenadores. Aseguró que faltan entre 500 y 1.000 carpinteros en las Islas. En este punto, argumentó que la falta de relevo generacional y de incorporación de mujeres y jóvenes a este segmento son las principales problemáticas.

Trabas

Respecto a la posibilidad de contratar a estos profesionales en otros países, dijo que hasta ahora Extranjería ponía muchas trabas, ya que uno de los requisitos era que en España no hubiese ningún desempleado con el perfil demandado. Payeras espera que estas dificultades se aminoren tras la incorporación de la carpintería en el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura.

En relación al sueldo que perciben los profesionales de estos sectores, la gerente de la Asociación de Instaladores Empresarios de Baleares (Asinem), Mayra Argüelles, señaló, como ejemplo, que el convenio establece que un oficial de primera cobra 1.792 euros brutos al mes. No obstante, la responsable hizo especial hincapié en que «hay tanta necesidad de profesionales que todas las empresas pagan por encima del convenio».

También, desde la Federació de Fusta de Balears, su presidente, Pedro J. Payeras, informó de que el sueldo medio de un oficial es de unos 3.000 euros brutos mensuales. No obstante, matizó que en el caso de los profesionales que están empezando el salario es inferios, entorno a los 1.500-2.000 euros brutos, y va subiendo a medida que van cogiendo experiencia.

A su modo de ver, «el problema es que nuestro oficio es de aprendizaje difícil y, por eso, no es tan inmediato tener un salario alto».