La cifra volvía a crecer tras el parón que supuso el primer año de pandemia pero queda lejos de los máximos registrados en 2019 cuando se obtuvieron 33.416.150 euros de los 64.806 turistas extranjeros atendidos en la sanidad pública de las Islas.
Por nacionalidades, los alemanes son, con diferencia, quienes más requieren de este servicio. En 2021, un total de 9.545 acudió a un hospital o a un centro de salud. De lejos, les siguen los británicos (5.060); franceses (4.449) e italianos (4.424). El mismo reparto de demanda por nacionalidades se produjo el año anterior, aunque en cifras más bajas.
Antes del frenazo que implicó la COVID, el que fuera director de Presupuestos y Gestión del IB-Salut, Manuel Palomino (en la imagen circular), que desde esta semana dirige la entidad, centró buena parte de sus esfuerzos en incrementar los recursos de control de facturación y evitar pérdidas con la asistencia a extranjeros. Se hizo, por ejemplo, aumentando los recursos humanos destinados a los departamentos de facturación de los hospitales, apostando por los circuitos de identificación de pacientes y también actualizando las tarifas.
Este año, además, se ha contratado a una empresa externa para perseguir a los morosos hasta sus países. Que el cobro del servicio a turistas comunitarios repercuta en las cuentas de Balears es una tarea compleja. El dinero que consigue recaudar el Govern va a un fondo de compensación estatal junto con la atención a residentes o desplazados de la Unión Europea en las Islas. Posteriormente es el Instituto Nacional de la Seguridad Social el encargado de distribuir esta compensación entre las comunidades.
Por otra parte, lo recaudado queda lejos de la cifra real. El grupo político más beligerante en esta materia, Més per Mallorca, advirtió que en los últimos años se habrían dejado de recaudar más de siete millones por este concepto.
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