La consellera balear de Salud, Patricia Gómez, ha defendido este miércoles en sede parlamentaria la vacunación contra la COVID-19 de varios cargos, a quienes denominó «equipo de gestión», el día en que se inició la campaña en Baleares, si bien reconoció que no siguieron la Estrategia de Vacunación aprobada por el Consejo Interterritorial. «¿Adelantaron unos días la vacunación? Sí ¿Por qué? Porque sobraban dosis, la alternativa era tirarlas», dijo.
En el documento nacional, con fecha de 18 de diciembre de 2020, se especifica que los primeros en recibir la dosis contra la COVID debía ser el grupo 1. Según la auditoría de la campaña presentada por la conselleria en el Parlament, el colectivo englobaba a internos y trabajadores de los centros residenciales. De hecho, se recoge que hasta el 13 de enero no se debía empezar con el siguiente grupo, el de sanitarios en primera línea de la pandemia, donde sí podrían enmarcarse sino todos, la mayoría de los cargos que se vacunaron el 27 de diciembre en la residencia Oms/Sant Miquel de Palma.
Así pues, la consellera de Salud ha reconocido y justificado este miércoles que se vulneraron los protocolos del Ministerio. Por un lado porque «una estrategia es una guía de recomendaciones que debe seguirse pero estamos hablando del primer día», señaló en una de sus intervenciones; también dijo que, en cualquier caso, todos ellos «se hubieran vacunado a la semana siguiente, ¿ha faltado alguna vacuna, alguna vez, en esta comunidad?», inquirió. Por otra parte puso ejemplos para justificar los hechos:«el coordinador de la campaña continuó vacunando en las residencias», explicó refiriéndose al que por entonces era Carlos Villafáfila. Sobre la subdirectora asistencial de Cronicidad de la época, Ángelica Minguélez, «si había un problema a las 4 de la mañana, se plantaba en una residencia», relató también.
De esta manera, argumentó que todos los implicados «son personas de primera línea y se vacunaron para no tener que tirar las dosis», y añadió que «si se vuelve a producir la misma situación, lo hubieran repetido».
La consellera de Salud debía explicar este miércoles la auditoría de la campaña de vacunación que sus socios de Govern le pidieron para votar en contra de la Comisión de Investigación en el Parlament que solicitó Ciudadanos. Lo hizo con varios tomos de documentación sobre la mesa, entre los que, dentro de un anexo, había cuatro páginas referidas a esta polémica. En su intervención no eludió hablar de ese día.
«La vacunación se prepara con margen para que nadie se quede sin», empezó a relatar. «Un equipo, y los coordinadores responsables estuvieron presentes», añadió. En cualquier caso, insistió en señalar que «no son altos cargos, ni afiliados a ningún partido, son gestores que se dejan la piel en la pandemia». Ese día, a las 20,30 horas de la noche, y cuando se vio que faltaban personas y sobraban siete dosis, «se llamó a todo el personal posible y, como la alternativa era tirarlas, se las pusieron».
La explicación no contentó a la portavoz del PP en la comisión, Nuria Riera, que le reprochó que el informe referido, donde se explican estos hechos, lo firmaban Juli Fuster y la misma Angélica Miguélez «¿lo considera ético?», preguntó. Riera concluyó que «la auditoría no da explicaciones», y recordó que en ese momento de inciación, «no había vacunas suficientes en la calle, fueron unos privilegiados».
Por su parte, el diputado de Ciudadanos, Juan Manuel Gómez, le recordó a la consellera que en su día «dijo que si se saltaban el orden se incumplía el código ético». Además, recriminó que «nadie ha asumido responsabilidades» y que «las conclusiones son insultantes».
Entre los partidos que son socios del pacto del Govern, si bien Més per Mallorca obvió la polémica en su intervención; la portavoz de Podemos, Antonia Martín, reivindicó la necesidad de haber hecho una auditoría y se interesó en saber si se hizo una correcta previsión antes de ir a la residencia.
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