Baleares ofrece en estos momentos un total de 625.416 plazas turísticas, lo que supone que hay una cama para un turista por cada dos habitantes de Balears, sin tener en cuenta la oferta ilegal, que se sigue ofreciendo en páginas web. La consecuencia de toda esta oferta es que Balears se ha convertido en uno de los puntos del Mediterráneo con mayor ratio de plazas turísticas por habitantes.
Un análisis de la evolución de estos años deja a las claras que, pese a las sucesivas normas que se han ido aprobando para estabilizar la oferta, la realidad es que las plazas no han dejado de crecer. En el año 2012 había en las Islas 421.998 plazas hoteleras. Diez años después, los alojamientos de Balears ofrecen 20.000 camas más y la cifra total llega a 443.706.
No hay datos de plazas de alquiler vacacional, pero apenas había plazas antes de que comenzaran a desarrollarse los grandes portales de alquiler turístico de internet, por lo que puede decirse casi con total seguridad que esas 181.713 camas de alquiler vacacional que tiene contabilizadas el INE se han creado en los últimos diez años. Es decir, en una década hay 200.000 plazas más de alojamiento de las que había.
Iago Negueruela, conseller de Model Econòmic, reconoce que la oferta turística se ha disparado por la aparición de este nuevo modelo en lo que respecta al alquiler vacacional. En referencia a las 20.000 nuevas plazas hoteleras que ha habido estos años, básicamente durante el mandato de la izquierda, Negueruela precisa que se trata del desarrollo legislativo de la ley de Carlos Delgado, que permitió ampliar los hoteles y subir dos alturas a cambio de que se modernizaran. La ley Delgado también permitió hoteles boutique en el centro de Palma así como posibilidades para seguir construyendo establecimientos de 5 estrellas.
«En esta Comunitat, ya no necesitamos más plazas de ningún tipo. No podemos crecer en intensidad», añade el conseller. Negueruela afirma que ahora mismo hay un modelo hotelero equilibrado y un modelo de alquiler vacacional que ha crecido de repente, lo que ha provocado algunos problemas. «Tenemos que conseguir otro modelo menos intensivo, no centrado en el lujo, que permita más meses de apertura y más empleo», afirma.
Menos intensidad
Para el conseller, frenar la intensidad de la plazas y reducir su oferta no tiene por qué implicar un decrecimiento de la actividades económica sino todo lo contrario y afirma que todos los datos estadísticos de aumento de plazas justifican las medidas que se están tomando con la ley turística. La apuesta es no crecer más plazas y favorecer un modelo que permita ir reduciéndolas de forma progresiva para que no haya tal sobreabundancia de oferta.
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