Hace más de una década que los investigadores trabajan en esta tecnología pero no es más que el primer paso de una investigación que debe continuar. Mientras, los lesionados medulares acuden a rehabilitación y reciben terapia personalizada como la que realiza Lorenzo Arbós en Sant Joan de Déu. | Pere Bota

Ésta es una historia de cuando lo imposible se vuelve posible. Un equipo multidisciplinar de unas setenta personas ha perfeccionado una tecnología que permite que personas con lesiones en la médula espinal recuperen el movimiento de un día para otro. Lo han conseguido en Suiza, tras años de estudio, y ha sido gracias a la investigación y, sobre todo, a una nueva alianza entre la informática y la ciencia. Pero ¿cómo se ha hecho? El jefe de neurocirugía de Son Espases, el doctor Javier Ibáñez, lo explica: «Cuando hay traumatismo en la médula, el cable que lleva todas las conexiones motrices y recibe toda la información sensitiva de las extremidades se corta. Es como si se cortara el cable de fibra óptica, que sería el lazo de nuestro cerebro y la médula espinal con toda la información de nuestras extremidades». El cuerpo se queda desconectado pero «las neuronas siguen estando ahí, vivas y funcionando aunque ya no reciben las señales del cerebro que les den órdenes».

Hasta ahora no había una solución real pero se trabajaba en dos líneas de investigación. Por un lado la regeneración de la médula espinal. «Tratamientos de células madre para intentar recuperar el tejido dañado», explica el doctor Ibáñez. Pero no es tan sencillo como con otros órganos, «para regenerar el tejido nervioso de una médula no vale con que las células crezcan, hay que reconducir todas las conexiones que se han cortado». Por otro lado, se trabaja en suplir la función del movimiento del paciente mediante prótesis, electrodos o sistemas informáticos. Y ésta es la clave de esta investigación. «Han fabricado un electrodo adaptado a la médula espinal de los pacientes con paraplejía por lesión medular para aplicar estímulos eléctricos selectivos que consiguen movimientos», añade el experto.

En una primera parte del estudio se hizo el diseño y aprendizaje de los mapas medulares de los pacientes para crear el dispositivo. Y en esta segunda se han aplicado programas informáticos «que de forma secuencial provocan la contracción sucesiva de los grupos musculares necesarios para poder imitar el andar, nadar, o mover las piernas en una bicicleta. Es como programar a un robot para que se mueva». ¿Qué viene ahora? «Los capítulos siguientes pasarán por implantar un dispositivo en el cerebro que sea capaz de, con el pensamiento, mover la musculatura sin necesidad de dar a un botón. Pero esto todavía no está hecho», explica el docto Ibáñez. «Es el camino del futuro que es esperanzador», señala, «pero hay que dejar claro que esto es un trabajo de investigación y que no está disponible del gran público. Es una luz en el camino pero no el final, estamos al principio», incide.

El jefe de neurocirugía de Son Espases, el doctor Javier Ibáñez

Con esta investigación «se abre una vía, una oportunidad de recuperación», señala el neurocirujano, adjunto al servicio, Osman Salazar. «Hasta ahora esto era ciencia ficción y ahora es real», añade el especialista. Para la médico rehabilitadora de Sant Joan de Déu Susana Cofiño, especialista en lesión medular, «es un avance prometedor». Consciente de que falta testarlo en condiciones más amplias para la práctica clínica, «en el hospital estamos sedientos de los nuevos avances técnicos y, en cuanto esté disponible, llevarlo a la práctica». Sin embargo, «faltan años para verlo», reconoce. El sistema de electrodos se hace en función del tipo de lesión, siempre teniendo en cuenta las características personales y asociadas. De hecho, «el enfoque personalizado es la manera en que se hace habitualmente la rehabilitación neurológica».

Tetrapléjicos
El lunes pasado el equipo investigador de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) dio a conocer el resultado del estudio que permitió que tres pacientes, que habían perdido la movilidad de piernas y tronco, pudieran volver a andar como se ve en esta imagen.

Estos pacientes han andando en un día pero seguirán haciendo terapia rehabilitadora. «Hay que hacerla por varios caminos con un mismo objetivo, fortalecer el músculo».
Los expertos consultados coinciden en señalar la importancia del desarrollo tecnológico de esta investigación en la que hay una parte biomédica de identificación muy precisa pero sobre todo otra de ingeniería e informática «tremendamente complicada».