«Cinco días después», aun ingresado, «me seguían dando medicamentos que yo no tomaba». «No tenían ni idea de que estaba tomando CDS pero mi recuperación fue brutal» explica en un vídeo que se está difundiendo últimamente en determinados círculos. «Para mí ha sido la solución», afirma este varón, que se define como una persona activa y deportista y cuyo interés no es otro «que se sepa, se comparta y busquéis por internet».
Daniel, quien no se ha vacunado y defiende que no lo va a hacer al no tener miedo y haber quedado lleno de anticuerpos –«asumo el riesgo», dice–, conocía a otras personas que habían tomado CDS desde el inicio de la pandemia, por ejemplo personas de su entorno que practican masajes holísticos. «Lo utilizan como un medio de prevención contra el coronavirus y nadie se ha contagiado».
«Al principio estaba KO. Sin oxígeno no podía hacer nada ni evitar toser», algo que afirma que cambió desde las primeras tomas del compuesto, que la misma persona que se lo hizo llegar le pautó. Se recuperó rápido la saturación y con ella regresó el apetito. Pocos días después afirma que incluso ha recuperado la actividad física: «nado 20 minutos cada día y corro 4 o 5 km. un día sí y otro no», aunque todavía «no tengo toda la capacidad pulmonar» de antes de la infección.
Daniel dice que él mismo era algo escéptico antes de tener este contacto con el llamado CDS, que no es otra cosa que dióxido de cloro. Teresa Forcades, la monja independentista que admitió hace años que era usuaria de esta sustancia y que ya en plena pandemia de coronavirus sugirió que su utilización podría mejorar los pronósticos de los enfermos, ha puesto antes al CDS en la palestra.
Hay quien dice que le ha curado la diabetes, pero los científicos acostumbrados a trabajar con compuestos químicos aseguran que el dióxido de cloro no es ningún medicamento sino un reactivo. Un desinfectante, mejor dicho. Como la lejía pero de uso industrial. Los portales de internet que trabajan desvirtuando bulos y dándolos a conocer han avisado en diversos momentos de la pandemia de coronavirus que conviene ir con ojo con el dióxido de cloro.
Además, el propio Col·legi de Metges de Balears (COMIB) ha rechazado la utilización de supuestos remedios a base de este compuesto contra la COVID-19, ya que no están aprobados por las autoridades sanitarias y carecen de base científica. Es más, en su día advirtieron de que vigilaría y denunciaría la indicación de este compuesto por parte de profesionales médicos al atentar contra el derecho a la salud de los ciudadanos.
El posicionamiento de los médicos de las Islas sigue la estela de los postulados de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que han llevado a prohibir el uso del CDS como medicamento en España y muchos otros países a escala internacional. Al contrario, en países de América Latina donde por temporadas se ha promocionado su uso se han observado casos de esofagitis cáustica, fallos hepáticos e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones.
La OMS la tacha de peligrosa para la salud, la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM) advierte sobre los efectos negativos para la salud del dióxido de cloro, una sustancia tóxica y peligrosa, y sustancias similares como el MMS, «una potente sustancia química que se transforma en lejía industrial cuando se mezcla con un ácido según las instrucciones del paquete». El MMS es una solución al 28 % de clorito sódico en agua destilada; el CDS es lo mismo en una versión más diluida.
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