Pérez-Ribas, Méndez y Benalal comunicaban en su escrito que el pasado 17 de marzo se había decidido un cambio y que el primero pasaba a ser portavoz, quedando Guasp como portavoz suplente. Esa votación existió aunque la dirección estatal nunca le dio validez.
Guasp y el otro diputado del grupo, Juan Manuel Gómez, votaron en contra. Los tres diputados que promovieron el relevo esperaron a conocer el resultado de las elecciones madrileñas (Cs no logró ningún escaño) para consumar lo que ya venían planificando hace tiempo, tal como informaba este diario en su edición del miércoles.
Menos de una hora después de presentar el escrito para que la Mesa se diera por enterada «a los efectos oportunos», llegó la respuesta de la dirección estatal señalando que «tras los hechos ocurridos en el Parlament de les Illes Balears, la dirección de Ciudadanos, muestra su apoyo a la portavoz parlamentaria y coordinadora autonómica, Patricia Guasp, y rechaza la acción unilateral llevada a cabo por tres de los miembros del grupo parlamentario».
También dejaba claro que «no respalda» el escrito dirigido a la Mesa de la Cámara y que si este órgano –del que forma parte Benalal en representación de Cs– lo asumiera, recurriría la resolución. Al final advertía de que la dirección estatal abriría expediente informativo «conforme a la normativa interna». La normativa interna, explican desde la organización en Balears señala claramente la propuesta de expulsión en estos casos.
El núcleo dirigente de Cs en Balears se reunió de manera telemática para valorar lo sucedido. En la dirección no hay críticos a la gestión de Guasp, conocedora desde hace tiempo de los intentos de forzar su destitución. Ha habido ya varios intentos. Todas las intervenciones fueron favorables a la continuidad de Guasp, incluida la del eurodiputado José Ramón Bauzá.
Coordinación
Guasp explicó que pedirá a los tres diputados que retiren el comunicado donde se comunican los cambios. La tesis de la dirección es que no tienen apoyos y que terminarán por retirarlo.
Marc Pérez-Ribas –antes de conocer la reacción unánime de la dirección– había justificado el cambio en la portavocía argumentado que Cs había perdido «impulso y liderazgo» desde que él la dejó.
«No, no es ninguna rebelión pedimos que deje la coordinación del grupo, sólo volver a la situación inicial, cuando yo era el portavoz y Patricia Guasp portavoz suplente», comentó. Y enfatizó: «En estos meses hemos perdido liderazgo y capacidad de trabajo». También recordó que «yo fui elegido en unas primarias por la militancia». Se refería al proceso para encabezar la candidatura naranja a las elecciones de 2019 en las que se impuso a Xavier Pericay.
Pese a sus declaraciones, la operación va más allá y hay sobre la mesa nombres para relevar a Guasp como coordinadora.
Objetivo: quedarse con el nombre
La Mesa del Parlament no puede negarse a dar por bueno el texto que presenta un grupo. Hasta el miércoles no hay ninguna reunión prevista de ese órgano. Antes de entonces podría haberse reconsiderado el escrito. La primera consecuencia de su no retirada sería que los críticos se quedaran con la marca del partido, Cs, hasta que decidieran los tribunales. Eso ya pasó en Murcia.
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