Es la campaña más esperada y la autonomía la afrontará con hasta 180.000 dosis, un 37 % más que el año anterior, cuando se compraron 131.000.
Históricamente, la vacunación de la gripe ha empezado el mes de noviembre en las Islas, ya que ofrece una inmunidad caduca y sus efectos permanecen en una plazo medio de seis meses. Este año ha primado el hecho de evitar complicaciones sanitarias en invierno por la posible coincidencia de la pandemia por coronavirus y la habitual epidemia de gripe. La circulación de ambos virus puede aumentar el peligro en los grupos de riesgo para los que estas enfermedades pueden ser especialmente dañinas y, además, conllevar una importante sobrecarga asistencial, es decir, un mayor número de consultas en los centros de salud y en hospitales, así como un aumento de los ingresos hospitalarios.
Como el modo de transmisión y los síntomas de esta nueva enfermedad son muy similares a los de la gripe, es especialmente importante reducir la carga de esta segunda y sus complicaciones, sobre todo en la población más vulnerable y en sus contactos.
En el último documento adaptado por el Servicio de Epidemiología de la Conselleria de Salut sobre la estrategia de vigilancia y control de la pandemia, ya se apunta a que «es previsible un aumento de las necesidades diagnósticas debido al incremento habitual de las infecciones respiratorias, como es el caso de la gripe, en los meses de otoño e invierno, así como a la necesidad de poner en marcha estrategias de vigilancia en entornos críticos como son los centros educativos».
En este sentido, el diagnóstico diferenciado en las personas con síntomas respiratorios será clave para identificar los casos de COVID-19 de los que no los son para tomar las medidas pertinentes.
Aún así, preguntado en su día, el portavoz del comité autonómico de enfermedades infecciosas, Javier Arranz, avanzó que «prevemos que la situación de la gripe este año no sea tan alarmante porque todas las normas de prevención valen para esta enfermedad, así que evitaremos casos».
Por su parte, el Ministerio de Sanidad destaca que no hay un mayor riesgo de infectarse por SARS-CoV-2 o de padecer COVID-19 de mayor gravedad por haber recibido una vacuna frente a la gripe. De hecho, el Ministerio recuerda en su web que varios estudios apuntan a que la vacunación frente a la gripe podría asociarse con una menor gravedad y una menor mortalidad por COVID 19.
Personas de riesgo
Los grupos incluidos en la vacunación antigripal de este año son las personas de 65 años o más (sobre todo aquellas que conviven en instituciones cerradas como residencias) o menores de 65 con condiciones clínicas que impliquen un alto riesgo de sufrir complicaciones. Entre estos últimos están los niños de más de seis meses o adultos con enfermedades crónicas cardiovasculares, neurológicas o respiratorias.
Además, es recomendable para aquellos que padezcan diabetes, obesidad mórbida, enfermedades renales, anemias, trastornos de coagulación como hemofilia; asplenia, alcoholismo crónico o alguna enfermedad hepática; inmunosupresión, cáncer, enfermedades celíacas o con inflación crónica o bien trastornos que comporten una disfunción cognitiva como puede ser el Síndrome de Down, entre otros. También deberían vacunarse las embarazadas, los trabajadores de centros sanitarios o geriátricos, o los empleados de servicios públicos esenciales.
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