¿Qué les va a ocurrir a partir de ahora? No es descartable que los dos diputados baleares, junto con los otros trece socialistas díscolos, sean arrojados al purgatorio político por los actuales dirigentes estatales de su partido. Pero tampoco es descartable que no les ocurra nada, que el PSOE simplemente trate de capear el episodio de ayer con la misma estrategia de los últimos meses: disimulando el caos de ruinas en que se ha instalado. Sea lo que sea, Pons y Hernanz siempre podrán decir que cuando el PSOE trató de suicidarse ellos fueron de los pocos que no apretaron el gatillo.
Ayer Madrid se levantó con un tiempo estupendo: sol potente pero suavizado por un airecito agradable, como si la ciudad fuese un apéndice mesetario de la Toscana. Por el bullicio ordenado de las calles y por la placidez con que la gente se toma sus cañas, parece que el país no necesita de ningún gobierno para funcionar.
Improviso una encuesta callejera. ¿En qué ha notado usted que España lleva más de trescientos días de gobierno en funciones? Dice un recepcionista de hotel: «Lo he notado en que hemos estado mejor. En las tres últimas elecciones, he votado en blanco. Que ahora haya gobierno puede que sea una mala noticia».
Dice un camarero argentino: «No lo he notado. El problema es la corrupción, y que los políticos miran por su interés y no por el de la gente». Ahora habla un taxista: «En lo personal y en lo profesional, ni me he enterado». Le digo al taxista que el día y medio que llevo en la capital he oído a más personas hablando del partido del Madrid que de la investidura. «Pues claro. Y eso que jugamos contra el Alavés. ¡Imagínate si se jugase el derbi!».
Pero tampoco nos pasemos con la coña antipolítica. Junto con la corrupción y la inhabilidad para afrontar con coraje la cuestión territorial, el descrédito de la política es uno de los mayo- res problemas de España. Lo que ayer pasó en el Congreso –dejémoslo claro– es importante. Y, a pesar del escepticismo socarrón, la mayoría de ciudadanos seguro que son conscientes de ello. A lo largo del día, enfrente del Congreso, entre los periodistas amontonados y los policías vigilantes, hubo centenares de personas –antes que se cortara la calle– haciéndose selfies. Las selfies son hoy el barómetro que mide el grado de interés de la gente. Si te haces selfies delante de la Gioconda o del Congreso, pues significa que te gustan el arte y la democracia. ¿O no?
Antes de la votación de la tarde, la jornada había ofrecido ya un primer Momento Político Caliente. La comparecencia del defenestrado Pedro Sánchez para anunciar lo que iba a hacer había generado una expectación enorme. Con todos los periodistas ya sentados en la sala de prensa, un cámara grita: «¡Está en la oficina de registros!» Y entonces la sala de prensa se convierte en una versión salvaje de las migraciones del Serengueti-Mara, con todo el mundo corriendo a ver como Sánchez renuncia oficialmente a su acta de diputado. Los minutos que duró la llorosa rueda de prensa del exsecretario general sirvieron para constatar, por enésima vez, el desgarro –vaya topicazo– del PSOE. Sánchez también anunció que tiene intenciones de ser el Futuro Regenerador del PSOE. Y habló, claro, de «coser». La cantidad de veces que los socialistas dicen que hay que coser el partido resulta inquietante. ¿Acaso no se cosen los cadáveres que han sido diseccionados?
Hablo con Pere Joan Pons minutos después de la renuncia de Sánchez. «Lo que ha hecho Pedro Sánchez es complementario de nuestra opción», explica el diputado. «Él ha preferido renunciar, seguramente para evitar que el partido le inhabilitase y le impidiese volver a presentarse al cargo de secretario general». Trato de contactar con Sofía Hernanz. Imposible. Veo que en la cabecera de su cuenta de twitter tiene una foto de Sánchez, alegre y confiado, con un dibujo de Mafalda sosteniendo un cartel: ‘Aquí no se rinde nadie'. ¿Seguro, Mafalda?
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