Tejeiro ha abierto a las 9.15 horas la quinta sesión de la vista oral, en la que se sienta en el banquillo la infanta Cristina acusada de dos delitos fiscales.
El arrepentido responde al interrogatorio del fiscal Pedro Horrach, que quedó interrumpido tras prolongarse durante cuatro horas.
En ese tiempo el excontable reveló que entregó a Iñaki Urdangarin y a Diego Torres dinero formalmente destinado a salarios de trabajadores de empresas del grupo que estaban dados de alta pero no prestaban ningún servicio ni cobraban esas nóminas.
«¿Era una forma de ennegrecer el dinero?», le preguntó el fiscal al acusado, quien respondió «sí» y relató que emitía cheques al portador para el pago de las nóminas simuladas, extraía el dinero del banco y se lo entregaba en sobres a Torres, su cuñado y titular de la mayoría de esas empresas, y a Urdangarin.
Dio cuenta además de la falsificación de numerosas facturas que se intentaron cargar a la Generalitat Valenciana por la organización de unos Juegos Europeos que no llegaron a adjudicarse a la capital levantina.
Confesó que Aizoon, propiedad de Urdangarin y la infanta, y empresas de Torres cargaban facturas al Instituto Nóos por servicios ficticios para «sacar el dinero» de esa entidad sin ánimo de lucro. El marido de la infanta habría hecho algunos de estos cargos después de desligarse aparentemente de Nóos.
Además, declaró que su cuñado le informó de la creación de una estructura fiduciaria en Belice, con filial en Inglaterra y cuentas bancarias en Luxemburgo, para operar fuera de España y ocultar a Hacienda parte de los beneficios económicos del Instituto Nóos.
En lo que respecta a la trama balear del caso Nóos, el juicio tuvo ayer un punto de inflexión con la confesión del expresidente autonómico Jaume Matas, que asumió su «culpabilidad» por varios «delitos» presuntamente cometidos por sus subordinados en la contratación de Nóos Consultoría y el Instituto Nóos.
El exministro de Medio Ambiente y antiguo líder del PP balear justificó su decisión de contratar a esas entidades porque tenían al frente a Iñaki Urdangarin, que en su doble condición de miembro de la Familia Real y deportista de élite, capitalizaba una atención pública y una capacidad de mediación muy provechosa para las islas.
No obstante, reconoció que «falló estrepitosamente la justificación y el control del gasto» de los contratos por 2,5 millones que abonó su Govern por los servicios de Nóos, supervisión que no era competencia directa suya pero sí de personas de su confianza, por lo que asume su «responsabilidad» por «no haber garantizado efectivamente que el dinero de los ciudadanos de Baleares en su integridad se pagaba para lo que realmente se hacía».
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