En 1999, 12 estados de la Unión Europea adoptaron el euro como moneda única; en las emisoras de radio sonaba la música de una tal Britney Spears y en Rusia, Boris Yeltsin renunciaba a la presidencia dejándola en manos de Vladimir Putin. Para los ibicencos, una de las efemérides de aquel año a destacar es la declaración de Ibiza como Patrimonio Mundial. Fue un 4 de diciembre en Marruecos, una noche que ni Xico Tarrés ni Enrique Fajarnés olvidarán fácilmente.
Xico Tarrés recuerda el viaje a Marrakech «como complicadillo porque no sabíamos si desde Casablanca íbamos a llegar». De hecho, él y su antecesor en el cargo, Enrique Fajarnés, viajaron hasta esta última ciudad para tomar después un taxi «no en muy buenas condiciones» que durante la noche les trasladó a Marrakech.
«Era un momento de mucha expectación porque no teníamos nada claro si nos iban a dar o no la declaración. Se había hecho un trabajo importante, pero es que después hay muchas candidaturas que se discuten una a una», recuerda Tarrés.
Lurdes Costa y Pepita Costa habían llegado a la ciudad marroquí algunos días antes. Tampoco ellas, según explica Tarrés, tenían nada claro sobre la designación de Ibiza como Patrimonio Mundial.
Tarrés, que había aterrizado en la alcaldía en junio, reconoce que trabajaron a contrarreloj, incluso sábados y domingos, elaborando documentos y celebrando reuniones, «aunque llegamos a tiempo». «Era un expediente muy bueno y muy completo. Todos nos hablaban del gran trabajo que habíamos hecho y eso nos daba ilusión», insiste.
Sobre la noche del 4 de diciembre, recuerda que el acto de la UNESCO se celebró en un pabellón «enorme y con mucha gente». En una larga ceremonia se iban presentando las candidaturas y anunciando la resolución del jurado.
«Debimos ser de los últimos porque recuerdo que vi muchas candidaturas. Cuando supimos el resultado, fue una explosión de alegría y lo celebramos. Para Ibiza era algo muy importante en aquel momento y también lo sería hoy en día», asegura.
Una vez se logró la declaración, a Xico Tarrés se le plantearon importantes retos. En el caso de Ibiza, y para hacer frente a «inversiones muy fuertes», se tuvo entonces la colaboración del Govern y del Consell "poniendo millones, lo cual nos permitió comenzar a arreglar fachadas y a separar pluviales de fecales".
"En aquel momento se decidió también que se hiciera un parador, lo que costó dos o tres años. Pensábamos en qué podíamos hacer para que un lugar tan emblemático tuviera vida porque no podía seguir como hasta entonces", explica Tarrés, quien recuerda que incluso se barajó la posibilidad de trasladar al castillo algunas dependencias municipales, opción que después se descartó.
El Ayuntamiento creó además una escuela de cantería para reformar baluartes y calles de Dalt Vila. "Con los años uno no se acuerda, pero se mejoró mucho la zona. Ha cambiado mucho y se ha invertido mucho dinero", dice.
Con él coincide plenamente Enrique Fajarnés: "Era muy importante para Ibiza tener aquel sello de calidad porque la única imagen que se tenía era la del sol y playa y había que poner en valor nuestros bienes. Teníamos que buscar una fórmula diferente a lo que ya se había presentado años atrás, planteando después un proyecto combinado con las praderas de posidonia".
El exedil, quien trabajó en la candidatura durante más de tres años, destaca también el gran cambio que Dalt Vila ha registrado a raíz de la declaración. Según dice, hace 30 años en las murallas todavía se veían alambradas de la Guerra Civil, las calles estaban sin empedrar y los edificios nunca habían sido restaurados. "Tener este sello de calidad ha sido importantísimo, sobre todo para nosotros a la hora de poner en valor un patrimonio que no era lo suficientemente valorado", insiste.
Tarrés cree que la declaración es "un orgullo" y ha permitido dar a conocer la riqueza patrimonial de la isla, "proporcionando un estatus de calidad".
Al comentar aquella noche en Marruecos, Enrique Fajarnés reconoce que "hasta el último minuto" no supieron si la candidatura de Ibiza iba a triunfar o no.
"Recuerdo un viaje a Estrasburgo y cuando hablamos de los bienes alucinaron porque no se creían que tuviéramos todo aquello", añade.
Fajarnés, quien va a disfrutar de todos los actos conmemorativos de este 25 aniversario, tiene claro que nada se hubiera podido conseguir si no hubiera existido el consenso que reinó en aquel momento. Personalidades de Ibiza, instituciones públicas e incluso partidos políticos de diferente color, colaboraron y ayudaron para que la declaración fuera una realidad. "El Gobierno ayudó de forma espectacular. Hay que recordar que Abel Matutes era ministro. Todo el mundo estaba de acuerdo en impulsar la candidatura", reitera.