Nadal, de 37 años, ha asumido este cargo como parte del «compromiso a largo plazo de la Federación Saudí de Tenis para ayudar a desarrollar el deporte e inspirar a una nueva generación de deportistas» en el reino del Golfo. El ganador de 22 'Grand Slams', por su parte, declaró que quería contribuir al desarrollo continuo del deporte en todo el mundo, y que «hay un potencial real» en el país, en cuya capital, Riad, abrirá también una academia.
Amnistía Internacional, organización de defensa de los derechos humanos, quiere que el jugador balear utilice ahora su nuevo cargo para cuestionar e incidir en la situación de los derechos humanos en Arabia Saudí.
«El nuevo papel de Rafa Nadal no es más que el último capítulo de la implacable operación de lavado de imagen deportiva de Arabia Saudí», declaró el director de Asuntos Económicos de Amnistía Internacional Reino Unido, Peter Frankental.
El directivo recordó que «desde el tenis hasta el fútbol, pasando por el golf y el boxeo, las autoridades saudíes han gastado miles de millones en sus esfuerzos por renombrar al país como superpotencia deportiva y desviar la atención de un terrible historial de derechos humanos».
«Al igual que otras estrellas del deporte que aceptan empleos bien remunerados en Arabia Saudí, instamos a Nadal a que hable claro sobre el historial de derechos humanos de Arabia Saudí, ofreciendo un importante mensaje de solidaridad con los defensores de los derechos humanos encarcelados en el país», sentenció.
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