Alrededor de las 13.00 hora local -las cinco de la tarde en España- algunos medios locales informaron que Maradona sufrió un paro cardíaco en su domicilio de la provincia de Buenos Aires y que al menos cuatro ambulancias se dirigieron a su vivienda.
El deceso fue anunciado poco después por el canal Todo Noticias, que aseguró que había hablado con Matías Morla, agente y amigo de Maradona
El entrenador de 60 años estuvo a principios de noviembre diez días internado en una clínica de Buenos Aires por anemia, deshidratación y con un «bajón anímico», pero al hacerle chequeos se le diagnosticó un hematoma subdural por el que fue operado. Luego, el técnico de Gimnasia y Esgrima tuvo «algunos episodios de confusión» que los médicos «asociaron» a «un cuadro de abstinencia».
Diego Armando Maradona, ídolo eterno antes incluso de su muerte, pasará a los anales de la historia como algo más que un simple tótem futbolístico que rozará la iconidad pop, carne de pósters y camisetas para la eternidad gracias a una biografía marcada por sus subidas plagadas de éxitos inigualables y de caídas incontables hasta el infierno.
Su actuación en el Mundial de México 1986 encumbró a «El Pelusa» hacia los cielos en un país que desde que alzó la copa más importante del planeta en el Estadio Azteca decidió convertir a Maradona en un héroe. Y es que, el astro argentino pasó de la pobreza de Villa
Fiorito a protagonizar los momentos más importantes de la historia del fútbol argentino y mundial.
Leyenda
Su adiós marcará un antes y un después de un pueblo que no podrá olvidar a una figura que comenzó a golpear un balón en la periferia de Buenos Aires. Nacido un 30 de octubre de 1960 en una familia humilde, Maradona hizo del fútbol una obsesión con la que consiguió salir de Villa Fiorito después de forjarse en equipos como el Infantil de Estrella Roja y el Cebollitas.
Con 11 años, pasó a las categorías inferiores de Argentinos Juniors para debutar en el primer equipo el 20 de octubre de 1976. Esa fecha, con 16 años, comenzó la leyenda de Maradona, que pronto vivió su primer disgusto y su primera polémica tras no ser citado por César Luis Menotti para disputar el Mundial de Argentina 1978.
Maradona, en la prelista, no jugó un campeonato que encumbró a Mario Alberto Kempes y que no pudo ver al joven que deslumbraba en Argentinos Juniors participar en la gesta de un país que vibró con el primer Mundial que ganó Argentina en su historia. El disgusto, mayúsculo para «el Pelusa», siempre quedó grabado en su memoria.
Ni siquiera el Mundial sub-20 que lideró en Japón en 1979 y del que fue el máximo goleador hasta dar el título a su selección, alivió el enfado de un chaval que cambio de aires en 1981 para fichar por Boca Juniors, club en el que ganó la Liga ese año como anticipo de su segundo gran reto, el Mundial de España 1982.
Atrás quedaron momentos grandiosos en Argentinos Juniors, como los cuatro goles que marcó al portero Hugo Gatti para cumplir la promesa que le hizo a una figura clave en aquellos días, su representante Jorge Cyterszpiller. Así contestó a unas declaraciones de «Loco», que antes del duelo dijo que la prensa estaba inflando a Maradona.
De Boca saltó al Mundial de España y ahí vivió su segunda decepción deportiva. Argentina llegó hasta la segunda fase de grupos y Maradona acabó desquiciado por un defensa italiano de nombre Claudio Gentile, que hizo uno de los marcajes más recordados de la historia del fútbol. Sin conseguir su sueño mundialista, Maradona cambió de aires y cruzó el charco para jugar en Europa. Su destino, el Barcelona, fue un efímero sueño azulgrana después de pagar 1.200 millones de las antiguas pesetas. Después llegaría Nápoles y la gloria.
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