La victoria del Toyota #8 se había fraguado en el turno de noche que hizo Alonso, un fantástico relevo que arregló el fallo previo de Buemi. El suizo entró a más velocidad en una curva, cometiendo una infracción y siendo penalizado con parada en 'boxes' de un minuto.
Desde ahí, en su equipo tuvieron que ir a remolque hasta que apareció el conductor asturiano. Tramo a tramo, bajó la desventaja superior a dos minutos hasta menos de un minuto respecto a los coches líderes. Fueron cuatro relevos seguidos peleando con el Toyota #7 donde destacó el argentino José María 'Pechito' López a los mandos de un volante que también manejaron el nipón Kamui Kobayashi y el inglés Mike Conway.
Además, este triunfo supuso para Alonso el segundo 'diamante' de la llamada Triple Corona del automovilismo. Esa distinción no es oficial pero sí oficiosa, y se alcanza tras vencer en el Gran Premio de Mónaco (convalidable por el Mundial de Fórmula 1 y que el asturiano ha ganado dos veces), las 500 millas de Indianápolis y estas 24 Horas de Le Mans.
Solo el británico Graham Hill logró la Triple Corona en el año 1972, después de ganar el Gran Premio monegasco en cinco ocasiones, el Mundial de F1 dos veces, la prueba de Indianápolis en 1966 y finalmente Le Mans en 1972. El único piloto en activo que ya tiene en su palmarés dos de los tres 'diamantes' es el colombiano Juan Pablo Montoya, que cuenta con triunfo en Mónaco y en las 500 Millas.
Los 256.500 espectadores que han acudido a ver esta 86ª edición en el circuito de La Sarthe vieron a Nakajima cruzar la meta final en el primer puesto (Toyota #8), seguido del Toyota #7 en la segunda plaza y con el Rebellion Racing #3 (llevado por Mathias Beche, Gustavo Menezes y Thomas Laurent) completando el podio en su tercera posición.
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