El ciclista sardo, discípulo del «Tiburón» Nibali en el Astana, sorprendió a los favoritos tirando de clase, como hizo en Giro para ganar en Montecampione, una cima de nombre premonitorio. Atacó a 1.000 metros mientras la alta jerarquía se miraba de reojo. Los ganó a todos, con 6 segundos de adelanto.
No hubo sangre en la pista de cemento que tapa una antigua pista forestal. Solo escarceos, ataques «de a peseta» que no impidieron el combate nulo. Contador y Valverde, separados por 20 segundos, anuncian la batalla estelar. El murciano ya tiene los galones del equipo. El capitán Nairo Quintana se volvió a caer y verá la Vuelta con la escápula derecha fracturada.
Con el vencedor del Giro eliminado queda otra baza colombiana para deleite de las decenas de los periodistas colombianas que han aparecido este año en la Vuelta: Rigoberto Urán, tercero a 1.08 minutos.
Del quinteto inicial de favoritos la undécima etapa de 153 kilómetros que salió de Pamplona, quedaron detalles, como la confirmación de que Froome sufre en cuanto se tensa la carrera. El inglés no cumplió contrarreloj y es habitual verle haciendo «la goma» subiendo. Es quinto a 1.21, por delante de «Purito», que aguanta a 1.35 en espera de finales más explosivos.
La carrera salió a toda mecha de la capital navarra. Y rápidamente llegó la pesadilla para el Movistar. En el kilómetro 15 volvió a aterrizar Quintana. Adiós al líder del equipo, que será operado este jueves de una «fractura desplazada de la escápula derecha».
Velocidad de vértigo, cortes en el pelotón, abandono de Thibaut Pinot, el francés que fue tercero en el Tour. Luego Contador se unió a una escapada de 32 hombres, y junto a Valverde atacó en el esprínt intermedio de Tafalla para rebañar unos segundos de bonificación.
A una media de casi 50 por hora apenas se intentaron las fugas. Daba miedo intentarlo con el pelotón lanzado. Lo intentó el bielorruso Kiryienka, pero caducó su osadía nada más empezar los 10 kilómetros de ascenso hacia el Santuario que da nombre a la cima.
Curiosos algunos movimientos en la subida. El Sky puso a tirar a dos hombres: Deignan y Cataldo. Lo hicieron fenomenal, pero lo único que consiguieron fue descolgar a Froome, que pasó las de Caín.
Luego lo probaron el holandés Gesink, la eterna promesa, y el francés Barguil, una promesa de verdad. También tensaron, sin empujar, el propio Froome, en un claro farol, y Contador, quien pareció más preocupado en evitar que se escapara su excompañero Dani Navarro que en hacer daño a sus rivales directos.
Como nadie tiraba la piedra, en esto apareció Fabio Aru, abrió hueco y no le volvieron a ver el pelo. Un ataque consistente de un perla que tiene como ídolo a Alberto Contador. Lo que no sabía el ciclista de Cerdeña, es que el madrileño siente una clara debilidad por el italiano.
«Viéndole en el Giro me recordó a mi. Es valiente, tiene cambio de ritmo, es un corredor impresionante y será una estrella». El de Pinto se deshizo en elogios con el ganador de la etapa.
Un chico modesto. Cuentan que el otro día se le acercó Contador en plena etapa saludarle. «Hola chaval, cómo estás?. Aru ni le miró. No se imaginaba que el líder de la Vuelta se interesara por él.
El futuro le espera a Aru, como aguarda la Vuelta el espectáculo con Contador y Valverde de protagonistas. Dos pistoleros se retan al sol. El fin de semana saldrán de nuevo a escena. Mientras, tomarán la palabra los esprinters en Logroño.
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