En la pista central y en una jornada amenazante de lluvia, que obligó a suspender el partido durante hora y media, el número dos del mundo apenas dio opciones a su rival, 44 del mundo, que sumó así su octava derrota consecutiva.
Djokovic pareció tranquilo y relajado e incluso se permitió el lujo de bromear con uno de los recogepelotas en uno de los recesos del encuentro, para deleite del público de la Philippe Chatrier.
En busca de sumar el último Grand Slam que falta en su palmarés, Djokovic se medirá ahora contra el francés Jérémy Chardy, que ayer domingo batió, justo antes de caer la noche, al español Daniel Gimeno Traver.
El galo, que esta temporada cuenta con el apoyo técnico del sueco Thomas Johansson, reconoció que será un duelo muy difícil para él y que antes de iniciarse el torneo había considerado al serbio favorito.
Pero se lo tomó con buen humor: «Es cierto que me ha derrotado ocho veces y que nunca le he ganado un set. Pero atención, nadie me ha ganado nueve veces», dijo.
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UN POC DIFICIL AMB ES TUPE QUE DUR