Coincidiendo con un mal momento del tetracampeón y vigente defensor del título mundial, el alemán Sebastian Vettel (Red Bull), que no acaba de encontrarse cómodo en su coche de este año, hasta el punto de que su novato compañero Daniel Ricciardo le volvió a dejar en evidencia, al acabar por delante de él. Alonso superó a ambos.
Mientras Mercedes sumaba su tercer doblete consecutivo de este año, con el británico Lewis Hamilton en lo más alto del podio, y el actual líder del Mundial, Nico Rosberg, en el siguiente escalón, el español Fernando Alonso (Ferrari), que salió quinto, logró insertarse como una cuña entre ellos y los Red Bull y ser tercero.
Prudente como de costumbre, el asturiano celebró la hazaña pero no dejó de insistir en que los Ferrari habían acabado noveno y décimo en la ronda anterior en Baréin, y atribuyó su logro, pese a los problemas de potencia y velocidad que arrastra su F14-T frente a los Mercedes, a una combinación de mejoras técnicas y del trazado.
En efecto, el particular Circuito Internacional de Shanghái, que degrada más -y mucho- las ruedas delanteras que las traseras, y que imita la palabra china «shang», inicio de «Shanghai» ("Junto al Mar"), con una mezcla de curvas rápidas y muy cerradas y varias de las rectas más largas del Mundial, suele jugar a favor de Alonso.
El español ya había conseguido allí el primero de los dos Grandes Premios que consiguió el año pasado (junto con España), al igual que ganó en China en 2005, con Renault, en la primera de sus dos temporadas como campeón mundial.
Aunque insistió tras la carrera en que a Ferrari le queda mucho por mejorar si de verdad quiere alcanzar a los Mercedes y aspirar al título este año, el respiro anímico de verlo de nuevo en un podio, el primero de 2014 para los de Maranello, parece llegar en el momento más necesitado para levantar la moral de la escudería.
Su sequía de títulos (desde el Mundial de Räikkönen en 2007, y el Mundial de constructores de 2008) había provocado pocos días antes la dimisión del que durante seis años había sido el director deportivo de Ferrari, Stefano Domenicali, al que Alonso dedicó ayer el podio, por las mejoras que le aportó su equipo de ingenieros.
Al tomar posesión del timón deportivo de la escudería, su nuevo sustituto, Marco Mattiacci, prometió que Ferrari no iba a rendirse, y el propio Alonso había anticipado en Baréin que, si todo iba bien, la «revancha» contra Mercedes llegaría a partir de China y España, así que en Shanghái han marcado toda una declaración de intenciones.
Hamilton, por su parte, con tres victorias consecutivas y con 75 puntos en la clasificación general, sólo por detrás de Rosberg, que tiene 79, parece así consolidarse como el piloto más en forma del momento.
El británico firmó en China la 'pole' y la victoria, y aunque Rosberg, que le arrebató la vuelta rápida de la carrera al volante del otro de los Mercedes -invencibles por el momento- se resistió a que se diga que «aún» lidera el Mundial, porque planea seguir haciéndolo, no cuesta imaginar que Hamilton le supere pronto.
Entretanto Red Bull, que parecía que había empezado a respirar, volvió a sufrir ayer no sólo ante los Mercedes sino por detrás de Alonso, que les superó ya también en la general, y que fue si capaz de aguantar 42 vueltas por delante de la incontenible flecha plateada de Rosberg, también consiguió alejarles del podio.
El propio Alonso elogió, tras la prueba, el gran momento que está viviendo el australiano Daniele Ricciardo, que llegó para ser el compañero amable del gigante Vettel, y ayer volvió a ganar al alemán.
«Cuando ves por el retrovisor un Red Bull que viene como un tiro, piensas que es Vettel, y al final era Ricciardo», dijo Alonso, que tuvo que pelear por mantener una ventaja sobre el australiano que se fue encogiendo en las últimas vueltas hasta el final de la carrera.
En resumen, el «fin de semana perfecto» que dijo tener Alonso coincidió así con otro impecable para Hamilton, que logró su victoria número 25 (al igual que el escocés Jim Clark y que el austríaco Niki Lauda, presente ayer en Shanghái), y con uno no tan perfecto, aunque eficaz sobre el papel, para Rosberg.
Queda por ver ahora, en el Gran Premio de España (el próximo 11 de mayo, en Montmeló), si el alemán conseguirá mantener su liderazgo del Mundial ante Hamilton, si Ferrari y Alonso conseguirán dar continuidad al respiro anímico conquistado en China, y si Ricciardo y Vettel logran volver a recordar al Red Bull de los últimos años.
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