Croacia: Alilovic; Horvat (3, 1p), Kopljar (1), Duvnajk (8), Bicanic (-), Strlek (3) y Vori (1) -equipo inicial- Losert (ps), Gojun (-), Vukovic (-), Buntic (5), Valcic (-), Cupic (2p), Musa (2), Nincevic (-) y Sliskovic (3)
España: Sierra; Víctor Tomás (-), Maqueda (4), Gedeón Guardiola (1), Morros (1), Cañellas (8, 5p) y Ugalde (2) -equipo inicial- Pérez de Vargas (ps), Gurbindo (-), Rocas (1), Raúl Entrerríos (2), Sarmiento (2), Aginagalde (7), Andreu (-), Antonio García (-) y Rivera (1)
Marcador cada cinco minutos: 1-2, 5-4, 7-8, 8-11, 12-12 y 13-16 (Descanso) 17-18, 19-20, 20-23, 23-25, 26-27 y 28-29 (Final)
Árbitros: Stark y Stefan (ROU). Excluyeron por dos minutos a Musa (2) y Duvnjak por Croacia; y a Morros, Raúl Entrerríos y Ugalde por España.
La selección española de balonmano volvió a subirse un año después de lograr el oro mundial en Barcelona al podio de una gran competición continental, tras colgarse este domingo el bronce en el Europeo de Dinamarca, tras vencer por 28-29 a Croacia en la final de consolación.
Una medalla que servirá al conjunto español para resarcirse del bronce perdido hace dos años ante los croatas en el Europeo de Serbia y lo más importante para ser el punto de arranque para el despegue definitivo del proyecto Cadenas, que pese al metal, dejó más que alguna duda en Dinamarca.
Dudas que España debe tener claro cual es el mejor camino para solventar, defensa y más defensa, como la que practicó al inicio del partido de hoy, sabedor de que las opciones de acabar en el podio pasaban por mostrar su mejor versión defensiva.
Una intensa actividad de brazos y piernas que no sólo permitió a España frenar el variado ataque de Croacia sino, y quizá lo más importante, que posibilitó a la selección española desplegar su veloz juego de contragolpe.
Pero si al equipo español le gusta correr, no menos a Croacia, que logró anular cada mínima ventaja (1-3) de los de Manolo Cadenas, gracias a las fulgurantes transiciones comandadas por Domagoj Duvnjak, elegido mejor central del torneo.
Una dinámica que se encargó de romper un excepcional José Manuel Sierra, que se resarció de todas las comparaciones que ha tenido que sufrir durante todo el Europeo con el ausente Arpad Sterbik, con un soberbio recital de paradas.
Intervenciones que permitieron a España alcanzar a once minutos para llegar al descanso un más que interesante renta de tres goles (8-11), que obligó al seleccionador croata Slavko Goluza a mover el banquillo.
Una decisión que no le pudo dar mejores frutos al conjunto balcánico que de la mano de Denis Buntic, que suplió a un gris Marko Kopljar, y sobre todo de un Venio Losert, que reemplazo bajo palos a Mirko Alilovic, logró igualar de nuevo la contienda (12-12).
Pequeño contratiempo que no bastó, sin embargo, para contener a un equipo español, que hoy sí, redondeó un partido completo, al menos en la primera mitad, tanto en defensa como en ataque, donde Raúl Entrerríos y Joan Cañellas estuvieron inconmensurables.
Ni el ninguneo de la organización, que dejó a Cañellas fuera del equipo ideal del torneo, impidió al central español volver a demostrar sobre la pista su excelente momento de forma con siete tantos, cinco de ellos de penalti, en la primera mitad.
El brazo ejecutor necesario para que culminaran en gol las acciones inventadas por un Raúl Entrerríos, que demostró en cada ataque su inigualable capacidad para hacer llegar el balón al compañero mejor situado.
Pero ni el magnífico juego desplegado en la primera mitad, ni los tres goles de renta (13-16) con los que España llegó al descanso, nada parece suficiente cuando enfrente se encuentra un equipo como el croata, vigente bronce olímpico, mundial y continental.
Por lo que bastó el más mínimo error, una inoportuna exclusión de Viran Morros por protestar, para que los croatas, de la mano de un efectivo Domagoj Duvnjak, se enganchasen de nuevo al encuentro (19-20) a los diez minutos de la reanudación.
Momentos de duda que España solventó, como no podía ser de otro modo, a base de defensa y portería, donde Sierra volvió a brillar, lo que posibilitó a los de Cadenas recuperar de nuevo la ventaja de tres goles (20-23) mediada la segunda mitad.
Más espeso se mostró, por contra el ataque español, que perdió y ritmo y continuidad con relación a la primera mitad, un problema que se encargó de resolver el siempre infalible Julen Aginagalde, que con sus goles permitió a España conservar la delantera (25-27) en el marcador.
Una renta que Croacia, gracias de nuevo a un acertado Venio Losert bajo palos, logró reducir a tan sólo un tanto (26-27) a cuatro minutos para el final.
Tiempo en el que España se vio todavía más mermada por la exclusión de Cristian Ugalde, circunstancia que no impidió que la defensa española se multiplicara para paliar su inferioridad numérica y evitar que Croacia pudiera empatar.
Un empate que hizo ya imposible Joan Cañellas, máximo goleador del torneo con 48 tantos, que con su única diana del segundo tiempo dio a España el triunfo (28-29) y su segundo bronce continental.
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