El octavo favorito en Londres se impuso en un duelo al que ambos tenistas llegaban con problemas físicos y que abría la puerta a una semifinal en la que espera el número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic.
Ferrer ha disputado los últimos partidos con el tobillo izquierdo dormido para apaciguar el dolor, mientras que Del Potro llegaba a la cita con un aparatoso vendaje en la rodilla, que le ha torturado durante la última semana.
En un encuentro en el que el parte médico había cobrado especial importancia, Del Potro dio un susto a los aficionados cuando resbaló en el primer juego, mientras defendía su segunda bola de rotura y quedó tendido en la hierba con gesto de dolor.
El fantasma de la retirada sobrevoló la pista durante algunos minutos, el tiempo que tardó el argentino en decidir volver a la hierba, a pesar de que había perdido algo de ritmo y acabó cediendo ese primer juego.
Aquello que no había abandonado al octavo tenista del mundo, de cerca de dos metros de altura, era la fuerza con la que continuaba sirviendo cañonazos que el español, desde su metro y 75 centímetros, sufría para contrarrestar.
El alicantino había ganado hasta ahora seis de los ocho enfrentamientos ante Del Potro, que le arrebató el segundo set en su encuentro en la Copa de Maestros en 2012 pero que no le había arrancado un partido desde los octavos de Miami, en 2009.
El año pasado, Ferrer cerró el paso a Del Potro hacia los cuartos de final de Wimbledon en tres sets (6-3, 6-2 y 6-3). Ahora, ambos luchaban por alcanzar su primera semifinal en el All England Club, y la batalla mantenía un equilibrio distinto al de hace doce meses.
El argentino golpeaba con rabia ante un Ferrer que cometía más errores de lo habitual y que, si bien apretaba los dientes y luchaba por cada bola que le llegaba ajustada a la línea, no podía evitar acumular juegos en blanco al resto.
Tras perder el primer set por un contundente 6-2 en apenas 45 minutos, Ferrer comenzó a mostrar un juego más sólido, reforzó sus defensas, y llegó al final del segundo parcial con un 4-4 que le daba esperanzas de compensar el duelo.
Un encuentro largo beneficiaba al jugador que menos molestias físicas estuviera sufriendo, y Del Potro quería acabar cuanto antes.
En el momento psicológicamente más duro para su rival, el argentino se impuso por tercera vez al resto y dejó el segundo set visto para sentencia.
Ferrer ya sabía lo que es caer en unos cuartos de final de Wimbledon, después de perder el año pasado ante el británico Andy Murray un encuentro extenuante con tres desempates, pero este año llegaba a Londres convencido de que podía romper su propio techo en el torneo.
A sus 31 años, el alicantino ha superado este año algunos de sus antiguos límites: llegaba de disputar en París su primera final de Grand Slam, ante su compatriota Rafa Nadal, y será el número tres del mundo cuando la ATP actualice su ránking la próxima semana.
Con todo, Ferrer llegaba castigado a la quinta fase de Wimbledon y no pudo hacer frente a un Del Potro que ya sabe lo que es alcanzar el éxito en la central del All England Club, donde el verano pasado se colgó al cuello la medalla de bronce olímpica, y donde el viernes tratará de alcanzar su segunda final de Grand Slam, la primera desde aquel Abierto de Estados Unidos que ganó en 2009.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.