Las dos escuadras pueden cambiar esta misma mañana a los encargados de jugar, pero solo la alineación de la albiceleste se presume susceptible de modificar el orden previsto con Nalbandian como comodín. Nadal está a punto pese a las molestias en la rodilla que le sobrevinieron en la víspera de su debut y encara el choque ante Juan Martín del Potro con una confianza que llena un depósito de combustible en reserva.
La primera vez
A pesar de haber jugado dos finales de la Copa Davis, Nadal tiene su primera oportunidad de lograr el punto decisivo. Carlos Moyà fue el héroe de la Ensaladera conquistada en La Cartuja en 2004 y la pareja de dobles formada por Verdasco y Feliciano firmó el 3-0 de la final del Palau Sant Jordi ante la República Checa. El manacorí siempre aportó ejerciendo de número uno y como número dos, pero nunca dispuso de la ocasión de cerrar la serie.
La responsabilidad recae hoy en el líder de la Armada, que se crece en las grandes citas. Tras pasar por encima de Juan Mónaco en el primer choque de la final, el rey de la tierra vuelve a reclamar su trono. Es su superficie predilecta, su público y su último esfuerzo para firmar un gran epílogo en un curso extenuante que le permitiría empezar 2012 con una sonrisa.
La fiabilidad de Nadal se convierte en una garantía y su rendimiento en la tierra en general y en la Copa Davis en particular invitan al optimismo. Ha ganado 19 de los 20 partidos individuales que ha conquistado con el equipo español de Copa Davis, que nunca ha perdido cuando ha contado con su concurso (once eliminatorias de 2004). El mallorquín ha logrado este año sus tres títulos (Barcelona, Montecarlo y Roland Garros) sobre arcilla, donde acumula 230 victorias y 18 derrotas (32 torneos y un 92% de victorias). Además, el partido a cinco sets le concede una ventaja física sobre Del Potro, que ha tenido menos descanso tras acumular casi cinco horas de partido ante David Ferrer y está menos habituado a la exigencia de estos duelos. El choque con el manacorí le llevará a unos límites que le obligarán a tomar muchos riesgos.
Nadal y Del Potro se han enfrentado en nueve ocasiones con seis victorias para el primero y tres para el segundo. El manacorí ha podido con el gigante de Tandil en su único duelo sobre tierra batida (Roland Garros 2007) y ha salido airoso de sus tres últimos enfrentamientos. Las tres victorias del jugador argentino sobre el número uno español se produjeron en la temporada 2009 y siempre sobre superficie rápida (Masters 1000 de Miami y Canadá y las semifinales del US Open).
La victoria de Nadal bajaría la persiana de la final, ya que no se disputaría el quinto encuentro -si España hubiera ganado ayer por 3-0 se habrían disputado los otros dos partidos individuales al mejor de tres mangas-. Una derrota del número uno español dejaría en manos de los respectivos número dos la puja por la gloria. David Ferrer asumiría el reto, aunque la identidad de su rival deja ciertas dudas.
La táctica del equipo argentino pasaba por colocar a Juan Mónaco como número uno para reservar la baza de David Nalbandian, al que su capitán quería preservar del desgaste que hubiera supuesto jugar tres días consecutivos a cinco sets. Tito Vázquez se encomendaba la victoria en el punto de dobles y el jugador de Córdoba podría suplir a Juan Mónaco y ser el encargado de jugar el quinto punto si fuera necesario.
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