Canadá ganó el por la prensa bautizado como el «partido de todos los tiempos» en la prórroga y logró su octavo título olímpico de hockey, que supuso un nuevo récord histórico, al alcanzar un inédito decimocuarto oro invernal en los mismos Juegos, con lo que cerró de la mejor manera posible los de Vancouver, segunda localidad del país que organiza una cita de invierno, después de Calgary, en 1988.
Durante la competición de Calgary, Jonathan Toews, delantero de los Chicago Blackhawks, integrante del 'seis ideal' del torneo, aún estaba en el vientre de su madre, que le daría a luz dos meses después. Hoy se sumó a la larga lista de nuevos ídolos nacionales que dejan unos Juegos amables y bien organizados en los que brilló con fuerza el país anfitrión.
Toews, que antes de la final había logrado sus siete puntos mediante asistencias, se estrenó como goleador al abrir el marcador de la gran final en el Canadá Hockey Place, que se convirtió, como no podía ser de otra forma, en una olla a presión llena de camisas y banderas con la hoja de arce, en contraste con algunas casacas azules y las enseñas de las barras y estrellas estadounidenses.
Ambos equipos habían coincidido en el grupo A de la primera ronda y llegaron a la final de forma diferente. Estados Unidos invicta, sin problemas. Canadá con ellos, especialmente tras caer en el primer duelo norteamericano, por 3-5, ante el gran rival, que no le ganaba en competición olímpica desde hacía cincuenta años.
El equipo USA comenzó derrotando a Suiza (3-1) antes de golear a Noruega (5-3), mientras que Canadá aplastó a los nórdicos (8-0), pero sufrió para derrotar, en el 'shoot-out', a los suizos (3-2).
Y en el partido más esperado de la primera fase, Estados Unidos le sacó los colores al anfitrión, gracias a la gran actuación de su estelar portero, Ryan Miller (Buffalo Sabres), una de las figuras del torneo, que entró en la final con sólo cinco goles encajados (tres de Canadá) y con 103 paradas (42 ante el Team Canada).
La derrota ante EEUU abrió heridas que trajeron consecuencias: Roberto Luongo, ídolo local, que defiende a los Vancouver Canucks, sustituyó en la portería Martin Brodeur, de los New Jersey Devils.
Donde jugaba hace años el capitán canadiense, Scott Niedermayer (Anaheim Ducks), santo y seña de su selección y que a sus 36 años es el único jugador de la historia que lo ha ganado absolutamente todo, destacando la Stanley Cup (tres veces, con New Jersey), el mundial y el oro en Juegos -que hoy logró por segunda vez-, algo de lo poco que no puede presumir Wayne Gretzky -el «Michael Jordan del hielo"-, hoy en el palco, que hace ocho años se conformó con el título olímpico en Salt Lake City'02 como seleccionador.
«The Great One» dirigió desde el banquillo la afrenta de quitarle el oro olímpico en su territorio a Estados Unidos, que hoy buscaba en Vancouver la revancha de ese doloroso 2-5 que supuso el primer oro después de 50 años para Canadá, gran dominadora de las primeros torneos olímpicos, en los que ganó seis de siete títulos.
El equipo de Ron Wilson -que en cuartos se encontró de nuevo con Suiza (2-0)- liquidó a Finlandia (6-1) en una semifinal en la que marcó sus seis goles en el primer periodo. Canadá entró en cuartos por la 'repesca' -en la que Alemania no dio problemas (8-2)-, pero recuperó la ilusión al eliminar a Rusia (7-3), antes de ganar en 'semis' a Eslovaquia (3-2), no sin sufrimiento final.
Todo mereció la pena, porque hoy el ciudadano canadiense es, si cabe, mucho más feliz. Aunque su corazón fue puesto a prueba en una emocionante reedición de la batalla deportiva del Paralelo 49 que se tuvo que resolver en el tiempo extraordinario.
En el octavo minuto de la reanudación Corey Perry (Anaheim) anotaba su cuarto gol en el torneo y lograba el 2-0 para el conjunto dirigido por Mike Babcock. Pero Ryan Kesler, que juega en Vancouver, acortó distancias a siete para la conclusión del segundo periodo.
Con 2-1 arrancaron los que parecían ser los últimos veinte minutos de unos Juegos que, siendo ya inolvidables, Canadá no quería cerrar con el sinsabor de una derrota ante el vecino rico.
Pero a sólo 25 segundos para el final, Zach Parise (New Jersey) demostró que no por casualidad está en el equipo ideal del torneo y forzó la prórroga, dándole la razón a titulares previos y añadiendo tintes épicos al encuentro más esperado por estas latitudes.
Jarome Iginla (Calgary Flames) levantó a la gente de sus asientos con un disparo que volvió a salvar Miller, pero sirvió la asistencia decisiva con la que Sidney Crosby (Pittsburgh Penguins) logró el gol más importante de su carrera. Canadá se impuso por 3-2. Y Vancouver volvía a celebrar otra fiesta: la mayor de todas.
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