El Barcelona perdió su condición de invicto en esta temporada de Liga en el Vicente Calderón, donde se encontró con un gran Atlético de Madrid, que desactivó el potencial del conjunto azulgrana con un partido notable y con una actuación prácticamente impecable en defensa.
El equipo catalán siempre vivió en un escenario incómodo. A sus múltiples bajas en defensa, sin los sancionados Piqué y Márquez ni los lesionados Chygrynskiy, Abidal y Alves, además de Touré, y a los que se unió Keita a los cuatro minutos, se añadió una de las mejores versiones del Atlético, intenso, constante y efectivo.
El conjunto rojiblanco, renqueante en todo este curso de Liga, saltó al campo con las ideas muy claras, con una corrección táctica inusual en esta temporada y con la misma inspiración en ataque de sus grandes noches para llevar el partido a su terreno y desactivar al conjunto azulgrana en los primeros instantes del duelo.
No sólo anuló a su contrincante en el arranque del encuentro, sino que también golpeó. Primero con una jugada genial de Reyes, que dejó atrás a dos rivales y envió un pase perfecto al espacio para el desmarque del uruguayo Diego Forlán, que batió a Víctor Valdés, y después con una falta directa del portugués Simao (2-0, m. 22).
Dos goles al líder en poco más de veinte minutos, en los que incluso perdonó un tercero en una acción del argentino 'Kun' Agüero, demasiado generoso en su camino hacia la portería rival con un pase a Forlán, y un panorama complicado para el Barcelona, hasta ese momento inadvertido y demasiado intermitente en ataque.
No tiró entre los tres palos hasta el minuto 15, con un disparo centrado del argentino Leo Messi, pero un saque de esquina, con toque de cabeza de Puyol y culminación en el segundo palo del sueco Ibrahimovic, le bastó para meterse de nuevo en el partido (2-1, m. 26), hacerse con el juego y recuperar sus sensaciones ofensivas.
Ahí creció el Barcelona, con un paradón incluido de De Gea a un potente disparo de Ibrahimovic, y dudó el Atlético, aunque también con alguna ocasión, como un tiro de Agüero detenido por Valdés, para despedir una primera parte prometedora para el equipo rojiblanco y mejorable, en la segunda mitad, para el conjunto azulgrana.
La reanudación prolongó la incertidumbre, porque el Barcelona controlaba la pelota y llegaba bien hasta las cercanías del área local, pero ahí se encontraba con el notable despliegue de los centrales rivales, el colombiano Luis Amaranto Perea y Alvaro Domínguez, impenetrables hasta ese momento para los azulgranas.
Y porque el Atlético, ahora con más problemas para incomodar el juego de toque de los visitantes, también amenazaba en sus contragolpes, contados eso sí, pero suficientes para inquietar a Valdés, como un magnífico movimiento de Agüero al que sólo le faltó el gol en un partido aún imprevisible a falta de media hora.
Pero no lo veía nada claro el Barcelona, que echaba de menos a Messi, muy por debajo de su mejor versión, y que no encontraba las vías hacia la portería de De Gea, sin apenas trabajo en la segunda parte, contra un Atlético que, en cambio, no necesitaba el dominio para creer en el 3-1, salvado por Valdés a un tiro de Ujfalusi.
Y resistió el conjunto rojiblanco, con menos sufrimiento del esperado, para conquistar un triunfo fundamental en su persecución de zonas cómodas de la clasificación y para condenar a su primera derrota de esta temporada de Liga al Barcelona, hoy desactivado por un gran Atlético de Madrid.
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